Sudamérica, encadenada: previa de la final de la Copa Libertadores en Madrid

El Sur se volvió loco y terminó encadenado, enviado al Norte para ser mostrado en el circo: el Sur se quedó sin su Copa Libertadores, exhibida en el Norte, en Europa. Boca Juniors y River Plate jugarán en el Santiago Bernabéu (3:30 pm, Fox) en un ejemplo de la decadencia de la Conmebol, para no hablar de nuestras naciones: al no poder Argentina organizar en paz el partido, lo lleva a España como castigo ejemplar.

La violencia desencadenada en la vuelta en el Monumental le dio alas a la Confederación Sudamericana de Fútbol para entregar el, quizá, máximo espectáculo de la historia del deporte en el continente.

Los años de alimentación a las barras bravas, infladas por autoridades y medios, culminaron el 24 de noviembre con una lluvia de piedras y botellas sobre el autobús de Boca Juniors. Heridos, los jugadores no pudieron afrontar el duelo ni esa noche ni la siguiente, con todo y el interés de la Conmebol de evitar mayor pena frente a los jerarcas de la Fifa, con Gianni Infantino al frente.

La vergüenza solo aumentó y aumentó. Comenzaría un vodevil de nombres para entregar la sede, ya fuera de Argentina, ya fuera de Sudamérica, lejos de estas tierras. Se habló de Estados Unidos, de Qatar, de Francia, hasta llegar a España. Florentino Pérez ofreció el estadio Santiago Bernabéu y, negocios son negocios, allá se llevaron a las fieras, ya más calmadas.

Las voces en la nación de la bandera celeste y blanca, con el sol en el medio, se elevaron como nunca antes. En nombre del patriotismo, del tango y el mate, lloraron la pérdida del Superclásico. Pero allí quedaron. Gritando solos, sin nadie que los escuchara.

El daño estaba hecho.

César Luis Menotti, el técnico campeón con Argentina en 1978 -40 años ya del primer título de los sureños- fue uno de los indignados.

“No puedo entender que este partido, que era honorífico para el fútbol argentino, se juegue fuera de Argentina”, apuntó el sabio DT. “Me parece agraviante e irrespetuoso que por cuatro personas que apedrearon un bus se juegue en otro escenario que no sea en la cancha de River, pero no lo digo porque sea en España, sino en cualquier otro sitio. Lo único que espero es que sea una fiesta para los españoles y que no pase nada raro, porque para los argentinos no será ninguna fiesta”.

El coro de la rabia también tuvo a Carlos Tévez, líder de los xeneizes. Ya entrenando en Las Rozas, sede de la Real Federación Española de Fútbol, disparó con todo a las autoridades de la Conmebol por su acto de rendición.

“Son tres locos detrás de un escritorio que no entienden nada”, lanzó el de Fuerte Apache.

Consumado el hecho, en lo deportivo ambos equipos afrontan no un partido de vuelta, sino una auténtica final. Con la ida 2-2 en La Bombonera, nadie se sacó ventaja, aunque pesó que River Plate lograra el empate con el enfervorizado público en contra.

Para hoy, la duda de Boca era jugar con dos o tres delanteros, mientras que River se mantenía hermético, expectante, con un Marcelo Gallardo esperando a mover sus piezas cuando todo el ajedrez está ya calculado en su cerebro.

La baja de Ignacio Scocco se ratificó para el cuadro millonario, mientras que para el xeneize el alta de Cristian Pavón le otorga un arma más al técnico Guillermo Barros Schelotto.

Sin embargo, el ruido estará en la condena: el Sur está amarrado. En palabras de Barros Schelotto: “Es lamentable (...) No aprendemos más. Parece que repetimos los mismos errores y lo que se daña es la figura del fútbol argentino y de Sudamérica”.

Comentarios