Lionel Messi. AFP |
“Los motivos hay que buscarlos afuera del rectángulo verde de 70 por 100 metros. Empiezan en la calle Viamonte, donde está la sede de la Asociación del Fútbol Argentino, la cuna de la corrupción del fútbol argentino, que tras la muerte del padre protector Julio Grondona –que ofició como una especie de ‘padrino’-, comenzó el desbande de lealtades y traiciones que derivó en una puja presidencial impresentable.
Una elección de 75 personas que terminó empatada en 38 –algo inexplicable-; la intervención de la Fifa –una intervención difícil de explicar, porque en otros casos una asociación intervenida por cualquier gobierno, como Zimbabue e Indonesia, es suspendida-, todo derivó en un ida y vuelta de dirigentes pugnando por sus propios intereses.
La selección era la joya más preciada en la caja fuerte de la AFA. Una joya que maltrataron cambiando de técnicos: tras la salida de Sabella vino Martino con dos ‘fracasos’ –entre comillas, porque no lo considero como tal, porque las finales se perdieron en penales- en dos finales consecutivas. Le negaron jugadores a Martino, asumió luego el Vasco Olarticoechea. Luego vino el cambio de rumbo de 180 grados, del fútbol vistoso de Martino al mezquino de Bauza, un estilo que no dio resultados. Finalmente se erró sobre el error, cambiando de nuevo de técnico con Sampaoli. En cuatro partidos no podía hacer mucho más que juntar a los jugadores cuatro días antes de cada juego. Empató con Uruguay, Venezuela y Perú: ahora está obligado a ganar en Quito contra el fantasma de la altura.
El problema de Argentina no son sus rivales, sino su propia cabeza. Los miedos, los temores, los fantasmas del pasado y esas tres finales perdidas en 2014, 2015 y 2016, que pesan una tonelada en la espalda de cada jugador. Hasta al propio Messi se le ve por momentos desconcertado en la cancha, aún cuando es él la máxima esperanza y el timón de esta selección.
¿Qué pasará en Quito? Nadie lo puede saber. Argentina tiene que vencer no a Ecuador, sino a sus propios fantasmas.
Si Argentina pasa al Mundial o al repechaje, se podrá replantear algunas cosas en lo futbolístico. En lo dirigencial debe plantearse la renovación, que no se está realizando en estos momentos.
Si queda fuera del Mundial, vendrá un momento de derrumbe que podría llegar a ser fundacional para algo nuevo, pero no guardo esa esperanza.
El panorama no es bueno, pero solamente nos queda confiar en que tenemos uno de los mejores planteles de futbolistas del mundo. A ver si esas medallas conseguidas en Europa relucen en la camiseta celeste y blanca.
Son 90 minutos en Ecuador donde se juega una enorme porción del futuro del fútbol argentino”.
Pablo Aro Geraldes. |
Para conocer más sobre Aro Geraldes es menester visitar su blog http://arogeraldes.blogspot.com
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