Querido Tigre
Te escribo estas palabras desde lo más profundo de mi corazón, a la vieja escuela, como siempre te caracterizó.
Dedicaste tu vida entera a nuestro fútbol venezolano, a formar jóvenes de bien, nos enseñaste que el único camino para ser jugadores profesionales eran aquellos de la disciplina y el trabajo.
Estuviste ahí en el inicio de este largo camino que me ha llevado a ser parte de la selección nacional en todas sus categorías.
Tu presencia en el momento más duro de mi vida, cuando perdí a mi madre, fue fundamental. Te empeñaste en insistir en que hiciera del fútbol un modo de vida.
A mí y a muchas generaciones no nos alcanzarán las palabras para agradecerte esa lucha constante para hacer crecer nuestro fútbol venezolano.
Gracias Maestro por tantas enseñanzas, te voy a extrañar.
Hoy lloro tu pérdida Gordo, estarás siempre en los recuerdos más lindos de mi carrera. Lamento que te hayas ido tan pronto, con tantos objetivos aún por alcanzar, tantas conversaciones por terminar.
Descansa en paz, Tigre :(
“La Victoria no tiene sustituto”
Lino Alonso.
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