Venezuela tiene nombre de mujer y juega fútbol como los dioses. Deyna Castellanos, enfundada con la camiseta vinotinto, se convirtió en el terror de las porterías suramericanas: con 12 tantos llevó al combinado patrio a lo más alto del Suramericano celebrado en Lara. La explosión del fútbol femenino tiene su impronta.
“Aspiro a muchas cosas”, confiesa la delantera nacida en Maracay en 1999. “No me pongo un techo, quiero ser goleadora en un mundial de mayores, en un mundial sub 20, en cualquier torneo en el que pueda participar. Que en cada torneo, en cada liga en la que esté, pueda salir goleadora con ayuda de mis compañeras”.
Tiene 16 años y, como la define su amiga, la defensora zuliana Michelle Romero, “es una muchacha como cualquiera”. Fuera del campo es directa e irreverente. Dentro, lo es aún más.
Anotó en los siete partidos del torneo: en la primera ronda castigó a Argentina (2), Perú (3), Chile y Paraguay. En el cuadrangular final sucumbieron ante sus goles Colombia, Paraguay (3) y Brasil.
En ese último cotejo, aprovechó una de las pocas oportunidades en la que cedió la zaga amazónica. Con un control de balón impecable se sacó de encima a su defensora y definió con maestría, al minuto 47, para hacer reventar a los más de 41 mil espectadores que plenaron el estadio Metropolitano de Lara.
“En el camerino Kenneth (Zseremeta, seleccionador nacional) nos dijo que el partido era nuestro”, recordó la artillera. “Brasil hizo un fantástico primer tiempo pero terminó devastado. Nosotros aprovechamos nuestras oportunidades. Al hacer ese gol y ver la reacción de la gente, Brasil se asustó. El que ahora no le tenga miedo a Venezuela, es porque está loco”.
Capitana por cinta y actitud, mientras sus compañeras bailan y retan a las contrarias en el túnel antes de salir al campo ella solo canta con la mirada al frente. Cuando quiere, voltea y las manda a bajar el tono. Sabe cuándo reclamar y cuándo no. Su jerarquía hace temer al más valiente.
“Es una persona sumamente importante y especial”, señala la marabina Romero, mundialista como Deyna en el sub 17 de Costa Rica 2014. “La conozco desde 2010 y para mí siempre ha sido un honor tener una amiga como ella. Me cuenta sus cosas y yo las mías, siempre hemos tenido una buena amistad. Su forma de ser fuera de la cancha es muy loca, se parece a mí, demasiado pana. Eso la hace más grande. Tiene un buen ritmo de juego, la está partiendo en lo futbolístico”.
Milena Gimón, exdelantera del Ucab Spirit de Caracas y hoy conductora en DirecTV Sports, elogió para este diario a la artillera maracayera.
“Es un privilegio contar en Venezuela con una jugadora de estas características”, indica Gimón. “Tiene gran visión de juego, una manera veloz de resolver las jugadas, hambre de gol y características físicas que la ayudan por encima del resto de sus compañeras. Es alta, fornida, rápida, va bien por arriba, le pega bien a la pelota”.
“Me encanta que sea venezolana, que haya puesto al fútbol femenino en otra órbita. En mi época era Mia Hamm de Estados Unidos, o Marta de Brasil. Ahora es Deyna Castellanos. Es jovencita y ha logrado tantas cosas… y todo lo que le falta por lograr. Espero que pronto vayan a una Copa del Mundo. Que siga disfrutando lo que hace. Será lo que quiera ser”, recalca la exjugadora, hoy residente en Buenos Aires.
“Es sinónimo de gol. El estadio lo sabe, la gente lo sabe: cuando ella toma el balón tiene el arco entre ceja y ceja”, apunta a este diario la periodista Andreína Pacheco, comentarista de Meridiano TV y Telearagua. “El gol es algo natural en ella. Daniuska (Rodríguez) es una jugadoraza, muy completa, pero Deyna fabrica las jugadas desde mitad del arco hacia adelante con un balón al vacío. Se quita de encima las rivales, tiene potencia y define. Es una cosa diferente a cualquier otro delantero que hayamos visto en el país, incluyendo en el fútbol masculino”.
Castellanos, que llegó al fútbol gracias a la influencia de su hermano, es apadrinada por el legendario Juan Arango, maracayero como ella. Desde 2013 estuvo en la escuela del zurdo de Cosmos de Nueva York en la capital aragüeña: este año irá a Estados Unidos a estudiar Comunicación Social en la Universidad del estado de la Florida.
La cañonera llevó a Venezuela a ganar previamente el Suramericano de 2013, terminando cuartos en el Mundial de Costa Rica. Con seis goles se erigió en Bota de Oro de ese torneo, el segundo de la categoría al que arribaba el país, luego de la edición de Trinidad y Tobago 2010. Incluso, fue la primera venezolana en ser invitada a una gala del Balón de Oro: estuvo en la edición de 2014.
Zseremeta es el líder, pero Castellanos es la eficacia al frente. El panameño asumió el timón de la sub 17, conduciéndola al Mundial de Trinidad y Tobago 2010, una generación que contó con los goles de Ysaura Viso, la habilidad de Marialba Zambrano y la seguridad en el arco de Maleike Pacheco.
Pero con Castellanos el boom tomó otra dimensión. Sus goles y su atractivo la convirtieron en reina del Deporte en el país. En las redes sociales es una revelación: en Instagram la siguen 199 mil personas, en twitter cuenta con 96 mil seguidores. Las niñas quieren ser como ella y es constante compararla con cualquier delantero de Venezuela, sin importar el género. “Tienen estupendas atletas en Venezuela, no solo en fútbol. La preocupación es hacia dónde apunta todo esto, que los triunfos no sean espontáneos, que sean guiados”, recalcó Zseremeta, en una intervención ante la prensa tras la clasificación al Mundial. “Que podamos mantener esto. No podemos desaparecer. Eso es una responsabilidad de los entes deportivos. Mañana no puede desaparecer Deyna Castellanos, no puede desaparecer ninguna de estas niñas”.
“Es una líder natural, tiene una personalidad avasallante, maneja cualquier tipo de escenario”, considera Pacheco. “Kenneth Zseremeta conversa mucho con ella durante los partidos, ella le comenta cosas que pasan dentro de la cancha, dentro del partido. Tienen una conexión genial. Es la líder dentro y fuera de la cancha”.
“Ser capitán es lo más rudo que te puede tocar”, lanzó Castellanos. “Tienes que estar bien con el cuerpo técnico, con las jugadoras y tienes que ser un balance. Me tocó serlo al luchar por mis compañeras. Es un trabajo duro, pero se pudo lograr. Lo pude hacer con el mayor amor. Levantar la copa fue un sueño hecho realidad. A los capitanes les digo: intenten manejar las cosas con inteligencia”.
“Aspiro a muchas cosas”, confiesa la delantera nacida en Maracay en 1999. “No me pongo un techo, quiero ser goleadora en un mundial de mayores, en un mundial sub 20, en cualquier torneo en el que pueda participar. Que en cada torneo, en cada liga en la que esté, pueda salir goleadora con ayuda de mis compañeras”.
Tiene 16 años y, como la define su amiga, la defensora zuliana Michelle Romero, “es una muchacha como cualquiera”. Fuera del campo es directa e irreverente. Dentro, lo es aún más.
Anotó en los siete partidos del torneo: en la primera ronda castigó a Argentina (2), Perú (3), Chile y Paraguay. En el cuadrangular final sucumbieron ante sus goles Colombia, Paraguay (3) y Brasil.
En ese último cotejo, aprovechó una de las pocas oportunidades en la que cedió la zaga amazónica. Con un control de balón impecable se sacó de encima a su defensora y definió con maestría, al minuto 47, para hacer reventar a los más de 41 mil espectadores que plenaron el estadio Metropolitano de Lara.
“En el camerino Kenneth (Zseremeta, seleccionador nacional) nos dijo que el partido era nuestro”, recordó la artillera. “Brasil hizo un fantástico primer tiempo pero terminó devastado. Nosotros aprovechamos nuestras oportunidades. Al hacer ese gol y ver la reacción de la gente, Brasil se asustó. El que ahora no le tenga miedo a Venezuela, es porque está loco”.
Capitana por cinta y actitud, mientras sus compañeras bailan y retan a las contrarias en el túnel antes de salir al campo ella solo canta con la mirada al frente. Cuando quiere, voltea y las manda a bajar el tono. Sabe cuándo reclamar y cuándo no. Su jerarquía hace temer al más valiente.
“Es una persona sumamente importante y especial”, señala la marabina Romero, mundialista como Deyna en el sub 17 de Costa Rica 2014. “La conozco desde 2010 y para mí siempre ha sido un honor tener una amiga como ella. Me cuenta sus cosas y yo las mías, siempre hemos tenido una buena amistad. Su forma de ser fuera de la cancha es muy loca, se parece a mí, demasiado pana. Eso la hace más grande. Tiene un buen ritmo de juego, la está partiendo en lo futbolístico”.
Milena Gimón, exdelantera del Ucab Spirit de Caracas y hoy conductora en DirecTV Sports, elogió para este diario a la artillera maracayera.
“Es un privilegio contar en Venezuela con una jugadora de estas características”, indica Gimón. “Tiene gran visión de juego, una manera veloz de resolver las jugadas, hambre de gol y características físicas que la ayudan por encima del resto de sus compañeras. Es alta, fornida, rápida, va bien por arriba, le pega bien a la pelota”.
“Me encanta que sea venezolana, que haya puesto al fútbol femenino en otra órbita. En mi época era Mia Hamm de Estados Unidos, o Marta de Brasil. Ahora es Deyna Castellanos. Es jovencita y ha logrado tantas cosas… y todo lo que le falta por lograr. Espero que pronto vayan a una Copa del Mundo. Que siga disfrutando lo que hace. Será lo que quiera ser”, recalca la exjugadora, hoy residente en Buenos Aires.
“Es sinónimo de gol. El estadio lo sabe, la gente lo sabe: cuando ella toma el balón tiene el arco entre ceja y ceja”, apunta a este diario la periodista Andreína Pacheco, comentarista de Meridiano TV y Telearagua. “El gol es algo natural en ella. Daniuska (Rodríguez) es una jugadoraza, muy completa, pero Deyna fabrica las jugadas desde mitad del arco hacia adelante con un balón al vacío. Se quita de encima las rivales, tiene potencia y define. Es una cosa diferente a cualquier otro delantero que hayamos visto en el país, incluyendo en el fútbol masculino”.
Castellanos, que llegó al fútbol gracias a la influencia de su hermano, es apadrinada por el legendario Juan Arango, maracayero como ella. Desde 2013 estuvo en la escuela del zurdo de Cosmos de Nueva York en la capital aragüeña: este año irá a Estados Unidos a estudiar Comunicación Social en la Universidad del estado de la Florida.
La cañonera llevó a Venezuela a ganar previamente el Suramericano de 2013, terminando cuartos en el Mundial de Costa Rica. Con seis goles se erigió en Bota de Oro de ese torneo, el segundo de la categoría al que arribaba el país, luego de la edición de Trinidad y Tobago 2010. Incluso, fue la primera venezolana en ser invitada a una gala del Balón de Oro: estuvo en la edición de 2014.
Zseremeta es el líder, pero Castellanos es la eficacia al frente. El panameño asumió el timón de la sub 17, conduciéndola al Mundial de Trinidad y Tobago 2010, una generación que contó con los goles de Ysaura Viso, la habilidad de Marialba Zambrano y la seguridad en el arco de Maleike Pacheco.
Pero con Castellanos el boom tomó otra dimensión. Sus goles y su atractivo la convirtieron en reina del Deporte en el país. En las redes sociales es una revelación: en Instagram la siguen 199 mil personas, en twitter cuenta con 96 mil seguidores. Las niñas quieren ser como ella y es constante compararla con cualquier delantero de Venezuela, sin importar el género. “Tienen estupendas atletas en Venezuela, no solo en fútbol. La preocupación es hacia dónde apunta todo esto, que los triunfos no sean espontáneos, que sean guiados”, recalcó Zseremeta, en una intervención ante la prensa tras la clasificación al Mundial. “Que podamos mantener esto. No podemos desaparecer. Eso es una responsabilidad de los entes deportivos. Mañana no puede desaparecer Deyna Castellanos, no puede desaparecer ninguna de estas niñas”.
“Es una líder natural, tiene una personalidad avasallante, maneja cualquier tipo de escenario”, considera Pacheco. “Kenneth Zseremeta conversa mucho con ella durante los partidos, ella le comenta cosas que pasan dentro de la cancha, dentro del partido. Tienen una conexión genial. Es la líder dentro y fuera de la cancha”.
“Ser capitán es lo más rudo que te puede tocar”, lanzó Castellanos. “Tienes que estar bien con el cuerpo técnico, con las jugadoras y tienes que ser un balance. Me tocó serlo al luchar por mis compañeras. Es un trabajo duro, pero se pudo lograr. Lo pude hacer con el mayor amor. Levantar la copa fue un sueño hecho realidad. A los capitanes les digo: intenten manejar las cosas con inteligencia”.
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