El caos también viste vinotinto

El caos en la selección venezolana, en el pasado tabla de salvación y hoy símbolo de la anarquía, abrió un nuevo capítulo. Estaba cantado todo y este lunes –lunes negro- se oficializó el quiebre.

Quince jugadores firmaron una carta en la que critican a la Federación Venezolana de Fútbol y al cuerpo técnico, encabezado por Noel Sanvicente. A la primera la acusan de “falta de capacidad” en el trato a los futbolistas y al “proyecto de ir al mundial”, al segundo de “falta de apoyo”.

Son pesos pesados los que firman la misiva. El capitán Tomás Rincón, el experimentado defensor Oswaldo Vizcarrondo, el goleador Salomón Rondón… jugadores que trabajaron con Sanvicente en clubes, como Ronald Vargas, Franklin Lucena, César González, Gabriel Cichero y Alejandro Guerra, nuevos convocados como Christian Santos… Roberto Rosales, Luis Manuel Seijas, Grenddy Perozo, Josef Martínez, Nicolás Fedor. Son 15 nombres y apellidos que mucho han aportado a la historia del balompié venezolano. Justo es reconocerlo.

Lo que comenzó el pasado miércoles Fernando Amorebieta con su carta de renuncia por diferencias con la FVF y Sanvicente, este lunes alcanzó mayor resonancia por la cantidad de personajes.

Desglosemos la carta “dirigida a los directivos de la Federación Venezolana de Fútbol”.

“Aceptamos las críticas deportivas con respecto a nuestra actuación en la selección nacional y asumimos como EQUIPO la responsabilidad de estos resultados. Pero no aceptamos bajo ninguna circunstancia las declaraciones del presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Laureano González, dadas en una entrevista al diario Líder el día 25 de noviembre del 2015, donde afirmó que los jugadores ‘configuramos un movimiento para sacar al técnico nacional”.

“Dichas declaraciones son totalmente falsas y violatorias de nuestro honor y reputación. Éstas atentan contra nuestros valores como personas y como profesionales, y más aún contra un grupo de jugadores que lleva ocho años de pertenencia y los valores humanos. Así mismo, manifestamos una gran decepción y desilusión por la falta de apoyo del cuerpo técnico de nuestra selección nacional ante dichas acusaciones”.

La FVF es indefendible. Un presidente preso por presuntos casos de corrupción, sucesores que no saben hacia dónde dirigirse, un balompié en horas bajas. Es la realidad. También es pública y notoria la torpeza de González en las declaraciones que da. En el caso de la referida entrevista a Líder señalaba a los jugadores no solo de intentar “tumbar” a Sanvicente (“nuestro entrenador más ganador del fútbol nacional”, recordaba el directivo sustituto del detenido Rafael Esquivel), sino de que “el ambiente que se vio en la eliminatoria no era el más proclive al sacrificio de los jugadores”.

Que nadie olvide que González, luego que Esquivel fuera puesto a la orden de la justicia suiza por presuntos casos de corrupción, salvó sus responsabilidades diciendo que desconocía las andanzas del entonces presidente: “Si yo hubiera sabido algo, si es que se produjeron esos sobornos, sería un cómplice y de seguro habría recibido una parte, porque bien tonto es quien sepa y no pida”, dijo al diario Últimas Noticias.

Sí existió un problema previo entre la Federación y los jugadores, con Sanvicente en el medio. Extraoficialmente se atribuye a cuestiones monetarias, diferencias en los pagos, lo que generó malestar. A “Chita” le apuntan los futbolistas por no haberse solidarizado, pero no se traslucen –en la carta al menos- problemas de índole deportiva.

El detalle está que en la carta los jugadores anuncian su decisión de no seguir bajo la dirigencia actual debido a la entrevista en Líder. Es el catalizador. Aunque González se les haya adelantado dando a conocer que se iban, que “vendrían más renuncias”. ¿Cuál es la razón real entonces? No queda clara.

Seguimos con la carta.

“Durante nuestra carrera hemos aprendido códigos éticos deportivos donde las situaciones y diferencias las hemos manifestado y solucionado dentro del vestuario y no a la luz pública, como lo ha venido haciendo la Federación. A diferencia de la actitud de algunos directivos, siempre hemos conservado las ganas de luchar hasta el último punto para conseguir nuestro mayor objetivo, el cual es clasificar al Mundial de Rusia 2018, teniendo claro lo que esto significa. Mientras la Federación Venezolana de Fútbol sea comandada por los actuales directivos, nuestro sueño de ir a un Mundial se ve comprometido por la falta de capacidad que hasta hoy han mostrado en general. Nosotros lo jugadores no estamos de acuerdo en que la actual directiva de la FVF continúe dirigiendo, ya que no es negociable la forma en la que se nos ha tratado y como se ha manejado el proyecto de ir al Mundial a la fecha. Pensamos como equipo que se necesita este importante cambio dirigencial para que no se pierda el trabajo realizado desde hace más de ocho años. A estas alturas de las eliminatorias suramericanas de fútbol para el mundial de Rusia 2018 un cambio a tiempo es vital”.
Es decir, no son los resultados en la cancha los que afectan a la selección en su camino al Mundial: son las decisiones de González. Aún sin especificar directamente qué tipo de decisiones, ponen al fútbol venezolano –y en especial al fanático que paga por ir a los partidos o tener las camisetas- entre la espada y la pared: o se van los dirigentes o no volvemos a jugar y, por lo tanto, no vamos al mundial. ¿Qué pasaría si renuncia en pleno Laureano y su gente? ¿Remontaremos? ¿Y si no sucede?

“Repetimos nuevamente que no es negociable nuestra integridad y que el daño hecho solo puede repararse renovando la dirigencia de la FVF. No podemos continuar en un ambiente dañado por estos dirigentes”.

“Así mismo, queremos manifestar que el dinero percibido en este ciclo y el que se nos adeuda será destinado a una fundación que estamos creando en conjunto los jugadores aquí nombrados, con el fin de ayudar a nuestra juventud y a desarrollar escuelas deportivas en el país”.

Fin de la carta.

Los dos últimos párrafos dejan más claro todo: solo si se van los dirigentes seguiremos nosotros. O ellos, o nosotros. No renuncian, pero presionan para hacerlo. Presionan, si queremos ahondar aún más, para que vengan nuevos dirigentes. ¿Quiénes serán los beneficiados del golpe vinotinto?

En el párrafo final buscan desmarcarse de las acusaciones que puedan aparecer sobre “mercantilismo” o “peseterismo”. Al final son profesionales que buscan su pago, no hay nada que criticar en esto. Pero igual quieren guardar las espaldas y decir que todo el dinero irá a una fundación para mejorar al fútbol en el país. La nobleza.

No es la primera vez en Venezuela que ocurre este tipo de rebeliones. La última ocurrió en el baloncesto: Greivis Vásquez, meses antes del comienzo del preolímpico de México, acusó a los dirigentes de su federación por malos manejos, dando un paso al costado. El único NBA criollo en la actualidad no asistió al torneo. El resultado final: la clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la posibilidad de que Greivis pueda estar… con los mismos dirigentes en sus cargos. Cosas del deporte.

La situación de la Vinotinto del fútbol es peor, sin duda. No es un jugador, son 16 –se incluye a Amorebieta-. Un plantel con futbolistas de peso, los más importantes, los “caballos” que están en el exterior. ¿Cómo puede resolverse este caos?

  1. Renunciando la dirigencia de la FVF y con ella el seleccionador nacional, para que permanezcan los jugadores de peso. Quizá vaya Venezuela al Mundial de Rusia, gracias a una remontada milagrosa, pero esto sienta un mal precedente: podrán hacer lo que quieran en el futuro.
  2. Que permanezcan los dirigentes y el seleccionador, llamando a futbolistas juveniles, jugadores del medio local y algunos que estén en el exterior que no hayan apoyado a los “rebeldes” (Mario Rondón, Jeffren Suárez, alguno más). Total, ¿si las eliminatorias están (casi) perdidas, por qué no ahorrarse algún efectivo peleando con los que quieren estar.
  3. Sentarse a dialogar todos. Federación, jugadores y cuerpo técnico. Buscar enderezar el rumbo, arreglar los problemas y lanzarse por el reto supremo: el Mundial de Rusia. Parece la opción más difícil.

“El fútbol venezolano es un chiste”, decía un dirigente brasileño en los 70. Hoy, últimos en la eliminatoria, con una rebelión de jugadores en alza y una federación incapaz, parecemos darle la razón.

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