Su apellido es sinónimo de fútbol en Venezuela. Su nombre apunta al riesgo, al valor, al coraje. Ayrton Páez, con 20 años, busca despuntar con el Atlético Malagueño español, luego de hacerlo con el Mallorca B. El mediocampista ofensivo es una de los criollos con mayor proyección en el exterior.
Ayrton vio la luz en Mérida el 16 de enero de 1995. Habilidoso y temerario como el atleta al que admiró su padre Andrew, el piloto brasileño Ayrton Senna Da Silva, fallecido en el circuito de Imola (Italia) un año antes del nacimiento del mediocampista.
“Mi papá era un gran fanático suyo”, recuerda el jugador del Malagueño, vía telefónica desde España. “Mi mamá estaba embarazada para cuando murió él. Él prometió que para el Mundial de 1994, si ganaba Brasil y si tenía un hijo varón, lo llamaría Ayrton. Así fue”.
“Sé que era un gran piloto, sé todo lo relacionado a su trágica muerte. Para muchos fue el mejor piloto de la historia. Es un punto de referencia, porque demostró que el suramericano puede competir en deportes que históricamente eran dominados por el europeo”. Con la constancia del brasileño, Páez espera hacerse un espacio en el fútbol del Viejo Continente.
Hijo del exjugador Andrew “Pochi” Páez, sobrino del seleccionador venezolano entre 2001 y 2007, Richard. y primo de Ricardo David, Ayrton lleva el fútbol en las venas.
“Ser Páez es un orgullo, más que una responsabilidad”, considera. “Lo disfruto. A veces tengo cierta ventaja, porque el haber crecido rodeado de gente como mi tío Richard, Ricardo y mi papá, además de los otros días, me ha ayudado a aprender sobre el fútbol. Para mí es un orgullo seguir dejando en alto el apellido”.
Formado en la Academia Emeritense, Ayrton llegó esta temporada al Malagueño procedente del Mallorca B.
“La experiencia en el Malagueño ha sido muy buena. Me siento a gusto aquí, es un equipo que juega al fútbol a ras de piso, todos los entrenamientos y la idea de juego es en torno al balón”, explicó el andino. “Me ha facilitado la adaptación al equipo, ya que mis características siempre han sido destinadas a ese tipo de juego”.
El merideño ha estado convocado en seis oportunidades a la selección sub 20, con la que marcó dos goles. Disputó un Suramericano de la categoría en Uruguay y los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz.
“Empecé jugando de ocho, en el medio del campo con doble medio centro, doble recuperador. Me pedía mucho que ayudara en la salida de balón, llevar el balón de atrás a los delanteros, aleros y enganches. Posteriormente me permitió jugar en mi sitio, de diez. Me pidió presencia en el área rival y gracias a Dios la he tenido”.
El acento venezolano se escucha con fuerza en el vestuario andaluz. Coincide en el filial del Málaga con los también criollos Mikel Villanueva, defensor, y Jaime Moreno, delantero.
“La convivencia con Mikel y Jaime ha sido estupenda. Desde el primer momento hemos tenido una buena relación, estamos desde que comienza el día juntos, todo el día. Conocemos la ciudad los tres. Estamos intentando aportar todo lo que tenemos para ayudar al Malagueño y posteriormente subir al primer equipo, que es el sueño que tenemos los tres”, advirtió Páez.
En el primer equipo del Málaga cuentan con dos espejos: Roberto Rosales y Juan Pablo Añor. El primero, titular indiscutible en el lateral derecho de la Vinotinto, llegó desde el Twente holandés hace dos campañas; el segundo, volante de ataque, surgió desde la cantera andaluza.
“No hemos tenido la posibilidad de encontrarnos prácticamente, porque los entrenos están siendo duros, muchas sesiones”, lanzó Páez. “Estamos en un campo alterno a La Rosaleda. Pero indudablemente son nuestros referentes, un ejemplo a seguir, porque nos demuestran que si pueden estar, nosotros también. Siempre es un orgullo para todo venezolano ver compatriotas que lo están haciendo bien en el mayor nivel, la Liga española”.
Ayrton vio la luz en Mérida el 16 de enero de 1995. Habilidoso y temerario como el atleta al que admiró su padre Andrew, el piloto brasileño Ayrton Senna Da Silva, fallecido en el circuito de Imola (Italia) un año antes del nacimiento del mediocampista.
“Mi papá era un gran fanático suyo”, recuerda el jugador del Malagueño, vía telefónica desde España. “Mi mamá estaba embarazada para cuando murió él. Él prometió que para el Mundial de 1994, si ganaba Brasil y si tenía un hijo varón, lo llamaría Ayrton. Así fue”.
“Sé que era un gran piloto, sé todo lo relacionado a su trágica muerte. Para muchos fue el mejor piloto de la historia. Es un punto de referencia, porque demostró que el suramericano puede competir en deportes que históricamente eran dominados por el europeo”. Con la constancia del brasileño, Páez espera hacerse un espacio en el fútbol del Viejo Continente.
Hijo del exjugador Andrew “Pochi” Páez, sobrino del seleccionador venezolano entre 2001 y 2007, Richard. y primo de Ricardo David, Ayrton lleva el fútbol en las venas.
“Ser Páez es un orgullo, más que una responsabilidad”, considera. “Lo disfruto. A veces tengo cierta ventaja, porque el haber crecido rodeado de gente como mi tío Richard, Ricardo y mi papá, además de los otros días, me ha ayudado a aprender sobre el fútbol. Para mí es un orgullo seguir dejando en alto el apellido”.
Formado en la Academia Emeritense, Ayrton llegó esta temporada al Malagueño procedente del Mallorca B.
“La experiencia en el Malagueño ha sido muy buena. Me siento a gusto aquí, es un equipo que juega al fútbol a ras de piso, todos los entrenamientos y la idea de juego es en torno al balón”, explicó el andino. “Me ha facilitado la adaptación al equipo, ya que mis características siempre han sido destinadas a ese tipo de juego”.
El merideño ha estado convocado en seis oportunidades a la selección sub 20, con la que marcó dos goles. Disputó un Suramericano de la categoría en Uruguay y los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz.
“Empecé jugando de ocho, en el medio del campo con doble medio centro, doble recuperador. Me pedía mucho que ayudara en la salida de balón, llevar el balón de atrás a los delanteros, aleros y enganches. Posteriormente me permitió jugar en mi sitio, de diez. Me pidió presencia en el área rival y gracias a Dios la he tenido”.
El acento venezolano se escucha con fuerza en el vestuario andaluz. Coincide en el filial del Málaga con los también criollos Mikel Villanueva, defensor, y Jaime Moreno, delantero.
“La convivencia con Mikel y Jaime ha sido estupenda. Desde el primer momento hemos tenido una buena relación, estamos desde que comienza el día juntos, todo el día. Conocemos la ciudad los tres. Estamos intentando aportar todo lo que tenemos para ayudar al Malagueño y posteriormente subir al primer equipo, que es el sueño que tenemos los tres”, advirtió Páez.
En el primer equipo del Málaga cuentan con dos espejos: Roberto Rosales y Juan Pablo Añor. El primero, titular indiscutible en el lateral derecho de la Vinotinto, llegó desde el Twente holandés hace dos campañas; el segundo, volante de ataque, surgió desde la cantera andaluza.
“No hemos tenido la posibilidad de encontrarnos prácticamente, porque los entrenos están siendo duros, muchas sesiones”, lanzó Páez. “Estamos en un campo alterno a La Rosaleda. Pero indudablemente son nuestros referentes, un ejemplo a seguir, porque nos demuestran que si pueden estar, nosotros también. Siempre es un orgullo para todo venezolano ver compatriotas que lo están haciendo bien en el mayor nivel, la Liga española”.
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