José Argote, aprobado

Fácil es defender una religión, una ideología o una bandera. Difícil es defender un árbitro. Ya lo decía el inmortal uruguayo Eduardo Galeano, en el “Fútbol a sol y sombra”: “Su trabajo consiste en hacerse odiar. Única unanimidad del fútbol: todos lo odian”.

El zuliano José Argote se convirtió, la noche del lunes, en el primer árbitro venezolano en dirigir una semifinal. Y no le tocó fácil: el clásico del Pacífico, Chile-Perú, en la Copa América que se celebra en la nación austral.

Nunca faltarán las críticas en cuanto a la “falta de ecuanimidad”: le sacó una amarilla a Carlos Zambrano cuando al local Arturo Vidal se la perdonó, por un encontronazo. Por influencia de los jueces de banda (uno de ellos el también venezolano Jorge Urrego, de Carabobo) permitió el primer gol -en pleno fuera de juego- de Eduardo Vargas, pero le anuló otro -totalmente habilitado- que significaba el 2-0 para los chilenos. De cal y de arena.

Pero en la jugada que rompió en dos el compromiso, nada se le puede reprochar al médico veterinario graduado en la Universidad del Zulia: la expulsión del peruano Zambrano al minuto 20 del compromiso. El zaguero central despejó una pelota y, con la misma, le clavó la planta del pie derecho en la espalda a Charles Aránguiz: Argote, siempre encima de la jugada, le sacó roja directa. Justa decisión, y los demás, que la cuenten como quieran.

En Venezuela nos gusta quejarnos del arbitraje, no somos la excepción en el planeta fútbol. Pero nos cuesta reconocer los avances que tienen nuestros jueces llegando, en los últimos años, a instancias en las que nunca habían estado. ¿Que les falta mucho para mejorar? Sin duda. Pero lo están haciendo. Argote, en un escenario en el que cualquiera desaparecería, mostró personalidad y presencia. El vinotinto del silbato aprobó su examen.

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