Los once de Lázaro Candal

El gallego Lázaro Candal hizo su selección de todos los tiempos para el Diario PANORAMA. Algunos no llegaron a jugar mundiales, como el argentino Di Stéfano o el uruguayo Benítez, pero dejaron plasmada su calidad en los campos de juego. “Creo que ningún otro combinado en el mundo”, dice Lázaro, “les podría ganar o igualar, con una diferencia. Setenta por ciento de posesión para ellos, treinta para el rival. Y eso sí, el rival podría hasta jugar con doce jugadores”.


1.- Gordon Banks. Arquero del seleccionado inglés en Inglaterra 1966 y en México 70. Tremendo. Por arriba y por abajo. Regularidad pasmosa, concentración esplendorosa, agilidad monstruosa, colocación impresionante. En México 70 realizó la atajada más extraordinaria de todos los mundiales. Un remate de cabeza inmenso de Pelé y le quitó la pelota, por encima del travesaño que, todavía Pelé no lo acaba de entender.


2.- Julio César Benítez, marcador derecho del Barcelona por la década del sesenta. Una barbaridad. Uruguayo. Jugaba andando, salía andando, tocaba andando. A Gento lo secó siempre, sin necesidad de correr, lo esperaba y ¡púm! La pelota para Benítez. Un maestro en el corte y en el pase. Un monstruo.
 

3.- Elías Figueroa. El supermán chileno. Una barbaridad en Peñarol, otra barbaridad en el Internacional de Porto Alegre y otra con Chile. El mejor de América en los años 1974, 75 y 76. Nunca un defensa fue el mejor de América, solamente Elías Figueroa. En la encuesta del diario El Mundo, de Caracas. Todos los demás ganadores fueron delanteros.


4.- Frank Beckenbauer. El Mariscal. Le quitaba la pelota a los contrarios, sin tocarlos. Era pura magia. El balón lo buscaba a él, porque era el que mejor lo trataba. Un caso único para defender atacando.


5.- Maldini.- Fue el inventor de jugar sin puntero. El era defensa y puntero. Defendía, atacaba, marcaba goles y tenia una potencia hija de un Ferrari.


6.- Johan Cruyff “El Holandés Volador”. Así le llamaban en su país. No corría, volaba, con la pelota entre los pies. No fue campeón mundial. No lo necesitó para establecer la grandeza de su fútbol. En un Ajax diabólico para matar a sus rivales, con él como su brujo mayor.


7.- Alfredo Di Stéfano. El Madrid con Alfredo siempre jugó con un jugador más. Otros lo llamaban el jueves porque estaba siempre en el medio, para aparecer luego en el marco con la pelota en la mano para darle las gracias por otro gol más. Una leyenda.


8.- Diego Maradona. La madre que me parió. Y eso que ella, que le gustaba el fútbol, no lo vio jugar. Diego hacía todo bien, menos el merecumbé, que se dejó atrás. El gol a Inglaterra son los diez segundos más grandes que dio el fútbol, y su gol con la mano, demostró que gracias a eso sabemos que si, que existe Dios.


9.- Garrincha.- Las dos piernas torcidas hacia dentro y él se la llevaba , la pelota, por fuera. Era además de jugador, poeta. Le cantaba a sus rivales, por dónde iba la canción, y luego los dejaba atrás con una guitarra en la mano. Música y poesía unidas, Brasil lo sigue llorando.


10.- Mamaíta querida. Pelé., Dios mío ¿Es que se puede jugar mejor? Cómo coño se puede jugar mejor, yo no lo creo. Y es de verdad. Yo lo toqué muchas veces. No sé que sentía, pero sentía algo. Que nunca sentí con los demás. Dios lo está esperando para que enseñe a jugar a los ángeles. Aunque San Pedro dice que, trampas, no. Que tiene que jugar en su equipo.


11.- Messi. Otro poeta. En una encuesta en Adidas, a todos los balones o pelotas, es lo mismo, por mayoría absoluta, todos coincidieron que es el futbolista que mejor los trató, que más caricias les hizo, y que mejor los hizo dormir en la red, cantándoles el “duérmete ni niño..”

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