El reto de Páez, sin duda, fue mucho más duro. Tomó dos equipos en crisis, representativos en sus países, para, al menos, llevar a lo alto a uno de ellos. En Alianza topó con la indisciplina de un grupo de sus jugadores, además de los múltiples problemas administrativos de la institución capitalina.
Solo estuvo en 2008 desde el 2 de junio hasta el 29 de noviembre, y el equipo quedó cerca de la pérdida de la categoría. “Tuvieron el atrevimiento y la ocurrencia de decirme cómo debía jugar”, indicó el estratega.
En 2010 se unió a Millonarios. “El Embajador”, equipo de la capital colombiana, tenía diez años sin ganar un título y tres sin asistir a un torneo internacional: finalmente, bajo la égida del médico traumatólogo, ganó la Copa Colombia 2011, tras derrotar en la final al Boyacá Chicó del defensor zuliano Grenddy Perozo. El triunfo les otorgó el pase a la Copa Suramericana, en la que no estuvo Páez por decisión de los directivos azules: fue despedido el 29 de mayo de 2012.
Explicaba Páez las razones de su despido a este diario, en aquel momento: “Creo que el propio avance tan rápido, tan desproporcionado respecto al tiempo, de un equipo que en junio de 2010 estaba peleando los puestos de descenso, con dificultades en el aspecto administrativo que condicionaban también el problema deportivo, y en un año estábamos siendo campeones en la copa Postobón, logrando tres semifinales —dos en la liga y uno en la Copa Postobón— desubicó a la hinchada y a la misma directiva de la proporción y la medida que este equipo podía desarrollar a futuro”.
“Sin haber contado con las armas de funcionamiento real se nos ha exigido ser creativos, a generar mayores opciones de trabajo”, recalcaba el timonel. “En el plano profesional es muy diferente el técnico que está finalizando que el que comenzó el proyecto”.
“Lo de Páez en Millonarios fue bueno”, recordó a este diario José Orlando Ascencio, redactor en el diario El Tiempo de Bogotá. “Ganó una Copa Colombia y dejó la base de la nómina del equipo que salió campeón al año siguiente. En su momento se le criticó la lectura de los partidos y el no saber cuidar resultados”.
Farías asumirá, a diferencia de Páez, un club de menor tradición en su país, y perteneciente a la zona provincial, no a la capital. Xolos, fundado en 2007, apenas se encuentra en la primera división azteca desde 2010, ganando el torneo Apertura 2012. En 2013 estuvo en la Copa Libertadores, llegando a cuartos de final.
“El Club Tijuana es un gran equipo y llegamos con el reto de dejar todo en la cancha. Siento esa vibra que empuja la brisa del mar aquí en Tijuana y siento que vamos a lograr cosas positivas”, dijo ayer Farías en su presentación.
Páez es el gran caso del salto desde Venezuela hasta el exterior, pero no es el único. Leonardo Jardim, hijo de portugueses pero nacido en Barcelona el 1 de agosto de 1974, volvió al país de sus padres a temprana edad. En su carrera como timonel, ya ha conducido al AD Camacha, GD Chaves, Beira Mar (ganó el título de segunda división en la temporada 2009-10) y Sporting Braga en el fútbol luso, y Olympiakos en Grecia.
En categorías juveniles también hay nombres venezolanos en banquillos foráneos. El exdelantero Fernando de Ornelas dirigió en Noruega al Gulset, saliendo campeón con el Uraedd en 2012, ambos en divisiones regionales. Mientras, el exvolante Andreé “Varilla” González está al frente de la sub 17 del club uruguayo River Plate.
El otro es el campeón de la North American Soccer League, Giovanni Savarese. “El Bombardero del Bronx” lideró al mítico Cosmos de Nueva York al título en el Soccer Bowl 2013 de la categoría paralela a la de la Major League Soccer.
También, como asistente técnico, se encuentra el caraqueño Juan Carlos Socorro, en Las Palmas (segunda división española).
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