Las tres semanas de adaptación a la altura, con cámaras hiperbáricas e hipobáricas, cumplieron su cometido. Venezuela le jugó de igual a igual a Bolivia en los 3.600 metros de altitud en La Paz.
“Los primeros minutos fueron complicados”, confesó César “Maestrico” González, uno de los que estuvo trabajando desde el 13 de mayo en las cámaras. “Pero a medida que pasó el partido agarramos el aire que necesitábamos y estuvimos bastante bien”.
En cada jugada se vio cómo físicamente la Vinotinto estuvo mejor que Bolivia. Gabriel Cichero se multiplicó, trabajando como central y ayudando en el lateral izquierdo a Luis Manuel Seijas. Josef Martínez y Richard Blanco, con su velocidad intacta, dejaron atrás a los defensores altiplánicos. Solo falló la definición.
“El equipo mostró personalidad”, apuntó Cichero. “Todo el trabajo que se hizo antes del partido dio frutos. Queríamos ganar, pero no se pudo. La gente debe estar contenta con lo que hicimos”.
Tomás Rincón definió las sensaciones de jugar los 90 minutos en el Hernando Siles, de La Paz. “La altura te ahoga, pero lo bueno es que nos recuperamos rápido. Estábamos frescos, los que entraron nos dieron una mano. Sabíamos que el partido era bravo, ellos están acostumbrados a la altura, a pegarle a la pelota para arriba. Salimos con un poco de rabia, pero pensamos en el otro partido”.
Ahora hay que apuntar a Uruguay, que aunque llega relativamente descansado (jugó el jueves ante Francia, en un amistoso ganado 1-0 en Montevideo), tendrá que sufrir los rigores del calor guayanés.
“Vamos con los pulmones cargados para el llano, así que vamos a correr como locos”, describió Grenddy Perozo. “Igual un grupo de jugadores se quedó descansando, está fresco, vamos de tú a tú contra Uruguay”.
En Puerto Ordaz se sumarán Salomón Rondón, Andrés Túñez, Dani Hernández, “Miku” Fedor, Franklin Lucena y Frank Feltscher. También podrá jugar Fernando Aristeguieta, que se quedó en la banca en La Paz. Los recambios están allí para los tres puntos.
Comentarios
Publicar un comentario