Símbolo de la arquería venezolana durante buena parte de los
90 y comienzo de la década del 2000, Rafael Dudamel hoy imparte sus
conocimientos a la selección nacional sub 17.
El aguerrido exguardameta forma al combinado juvenil que
estará en el Suramericano de Córdoba, en Argentina 2013. Su reto inmediato será el torneo Las
Américas, organizado en Cali entre noviembre y diciembre, un fogueo de primer
nivel previo al campeonato de selecciones.
Dudamel conversó con PANORAMA acerca de la preparación de la
muchachada vinotinto y de su labor como técnico.
¿Qué los motiva a entrenar en Maracaibo?
Nosotros estamos pensando en la competencia más cercana, que
es el torneo de las Américas, que se disputará en Cali, Colombia, a finales de
noviembre-principios de diciembre. Cali es una ciudad caliente, en Maracaibo
tenemos una temperatura más fuerte de lo que nos encontraremos en Colombia,
pero pensando en ello hemos escogido Maracaibo. Así como en Mérida, en San
Felipe y Barquisimeto, en Maracaibo encontramos las condiciones necesarias para
trabajar con mucha tranquilidad.
¿Cómo evalúa al grupo?
Estos muchachos han crecido muchísimo en muy poco tiempo. La
norma del sub 18 en la Copa Venezuela ha sido un acierto total, aumenta el
universo de futbolistas en nuestro deporte, les va preparando, permitiendo
acumular experiencia en el profesionalismo. No he conversado con ningún
entrenador que me haya expresado algún desacuerdo. Eso les ha permitido crecer
mucho como futbolista. Facilita el crecimiento de nuestra selección. Estamos en
una etapa en la que insistimos en cada módulo para que ellos consoliden nuestra
idea táctica, de trabajo, y que ya empiecen a vivir un Suramericano, lo que es
clasificar a un Mundial.
¿Cuál es el mensaje que usted recalca, como gloria de la
Vinotinto, al grupo que dirige?
A la selección hay que ir a competir, que el Suramericano en
Argentina tiene que ser para nosotros una escala rumbo a Emiratos Árabes, donde
se disputará el Mundial juvenil. Hacerles valorar lo que se está apostando,
invirtiendo en ellos. No recuerdo que una selección juvenil se haya preparado
de esta manera, como ellos están teniendo el privilegio. Debemos confiar en
nuestras capacidades y trabajo. Ellos lo hacen con gran intensidad, con gran
ilusión. Ahora estamos en una etapa de consolidación táctica: va a llegar un
momento en que, a este cuerpo que uno le va encontrando en este equipo, le va a
faltar alma y corazón, y eso solamente se lo ponen ellos. Siento que vamos por
buen camino y que los muchachos van captando muy bien la idea.
¿En cuánto ha evolucionado el tratamiento a los juveniles
desde sus tiempos como jugador a la actualidad?
No podemos comparar las etapas, los procesos. Lo que
tratamos es de brindarle a esta generación lo que nosotros no pudimos tener.
Contamos con todo el respaldo de la Federación Venezolana de Fútbol para
desarrollar todo nuestro plan de trabajo, que se va cumpliendo de manera
correcta. Lo importante es que estos jóvenes valoren el estar dentro de la
selección, todo lo que se va invirtiendo en ellos de manera debida, y que ellos
se visualicen como profesionales exitosos.
¿Cómo ha visto a los jugadores zulianos Andrés Ponce y
Sleyker Schoonewolff?
Andrés Ponce es un delantero fuerte, que está llevando una
carrera brillante. A su corta edad se ha ido consolidando en la selección, el
que tenga muchos partidos internacionales le permite actuar con gran
naturalidad, es una pieza muy importante para nuestro grupo, como lo son todos.
Sleyker es un jugador que está en un proceso de crecimiento físico para la
posición, que puede marcar su carrera. Nosotros hemos tenido la gran
posibilidad de ir consolidando dos o tres jugadores en un altísimo nivel por
posición, eso hace que dentro del equipo exista mucha competencia. Estamos muy
contentos y conformes con el equipo.
¿Qué ha aprendido Rafael Dudamel en estos meses al frente de
la selección sub 17?
Nosotros como cuerpo técnico fortalecemos en cada módulo, en
cada día de trabajo, la metodología, la pedagogía que hay que tener para
trabajar con los diferentes grupos, en las diferentes edades. Voy aprendiendo,
sigo fortaleciendo y sigo convencido de que el jugador profesional, por encima
de ello, es humano. El jugador debe ser tratado en todo momento como un ser
humano, no como un producto. Establecer un gran vínculo emocional entre técnico
y jugador como amigo hace que la identificación como equipo, como familia, sea
mucho más fuerte.
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