El cielo es el límite para Salomón Rondón. Dos años después
de su arribo a la primera división española de la mano del Málaga, luego de un
paso destacado por la categoría de plata con Las Palmas, afronta su nuevo reto:
guiar al equipo andaluz a la Liga de Campeones 2012-13.
Los once goles marcados en la pasada temporada contribuyeron
a que el conjunto blanquiceleste finalizara cuarto del campeonato, detrás de
los estelares Real Madrid y Barcelona, además del constante Valencia. Ya son 25
dianas en sus dos primeras zafras, una cifra nada desdeñable para un artillero
de tan solo 22 años.
“Es un sueño hecho realidad, afrontado con responsabilidad y
madurez, que es lo que requiere una competición como ésta”, dice Rondón a
PANORAMA, durante su estadía en Venezuela. “Trabajaremos para ello con mucha
responsabilidad”.
Al caraqueño Rondón, nacido en la popular parroquia Sucre,
le cambió la vida estando en el Aragua FC. Al equipo central llegó luego de
pasar por el colegio capitalino San José de Calasanz, recalando posteriormente
en el Deportivo Gulima, una escuela de fútbol ubicada en la mirandina San
Antonio de los Altos.
Inicialmente quiso ser basquetbolista –mide 1,86 metros-, y
de ese sueño le queda el número 23 en su espalda, inspirado en el gran Michael
Jordan. Pero a pesar de tener el ejemplo del mítico jugador de los Toros de
Chicago en la NBA, el fútbol, el deporte de otro de sus ídolos, el brasileño
Ronaldo, pudo más.
Luego de un destacado paso por las juveniles del club con
sede en Maracay, subió a la primera categoría. Entre 2007 y 2008, las dos
primeras temporadas en las que se aplicaron la regla del juvenil obligatorio en
cancha en Venezuela, anotó 15 goles.
En Europa se fijaron en él: Las Palmas, en la segunda
división española, se lo llevó, no sin originar encontronazos con el Aragua,
por motivos económicos. Luego de un tiempo sin estar en acción, a la espera de
la resolución del asunto legal, por fin pudo debutar con los canarios.
Vestido de amarillo estuvo dos campañas: en su segunda, la
2009-10, anotó diez goles. Su capacidad depredadora, su físico y, sobre todo,
su actuación en el Mundial sub 20 de Egipto 2009, donde despuntó con la
debutante Venezuela (marcó cuatro veces), lo llevaron a fichar por el Málaga,
que en ese momento apostaba en grande gracias a la inversión de jeques árabes.
“Las ganas de aprender y mejorar cada día es lo que me ha
llevado hasta lo que soy hoy, lo que he madurado”, considera el cañonero. “Lo
que demuestro es lo que he aprendido, lo que también he visto desde pequeño. Es
cuestión de ponerlo en práctica y hacer las cosas bien”.
Catorce goles marcó en su debut en primera división,
considerado como una de las grandes revelaciones ligueras de la temporada
2010-11.
“Estoy bastante contento, alegre de tener 27 goles, sumando
los dos de la Copa del Rey. Tranquilo, enfocado, con el paso de los años estoy
madurando y eso es positivo”.
En la ciudad andaluza es uno de los preferidos de la
afición. La humildad de “El Gladiador”, un muchacho de casa, padre de familia,
salsero como buen caraqueño y amante de la buena cocina, causa una impresión
grata en un equipo de estrellas, forjado a punta de chequera.
No solo la ciudad lo quiere: él ya se siente malagueño.
“También estuve en Las Palmas, que es muy similar. Caracas, Puerto La Cruz,
muchas ciudades de Venezuela se parecen a esas localidades españolas. No me ha
tocado pasar frío de momento. Estoy aprovechando esa ventaja”.
A pesar de todo el tiempo que lleva en España, Rondón siente
anhelos de su patria. “Extraño todo: la familia, la comida, la gente. Allá (en
Málaga) me han tratado muy bien pero uno tiene sus raíces aquí, a sus amigos”.
En especial la alimentación es punto de honor para Rondón.
Le cocinan su madre, Maitana Giménez de Rondón, y su novia, la madre del pequeño Rodrigo. “Es
gastronomía andaluza pero con cosas venezolanas. Frecuento mucho un restaurante
venezolano, y cuando no, trato de conseguir productos venezolanos que pueden
ser cocinados allá”.
Y no olvida a su abuela, María Isabel Pérez de Giménez. Ella
le hacía las mejores arepas. “Siempre me consentía”, recordaba Salo. “Me
cocinaba a mí y a mis hermanos y primos, era un amor. Todo lo que hago se lo
dedico a ella”. De allí que, antes del nacimiento del pequeño Rodrigo, los
festejos de los goles eran los dedos levantados al cielo, apuntando a la morada
de su amada viejita.
Rondón, de pasar de fase, se convertirá en el segundo
vinotinto en jugar en la zona de grupos de la Champions, luego de que su
compañero y amigo, Roberto Rosales, lo hiciera con el Twente en la temporada 2010-11.
“Bastante contento, el club viene creciendo desde hace mucho tiempo. Estos dos
años han sido vitales, luego de la compra del club, el proyecto que se tiene,
lo que se especula con el equipo. Ahora, con la clasificación a Champions,
esperemos a ver qué pasa”.
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