Madrid 1-2 Barcelona: el castigo continúa

Para el candado blanco, la llave es blaugrana. El estadio Santiago Bernabéu vuelve a ver cómo el huracán catalán destroza su grama: Barcelona ganó la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, 2-1 al Real Madrid, ayer. El dominio sigue intacto.

Carles Puyol y Eric Abidal remontaron el gol inicial de Cristiano Ronaldo, para que los culés sigan invictos en once de los últimos doce encuentros contra los merengues, incluyendo Liga, Liga de Campeones, Supercopa de España y Copa del Rey.   El partido de vuelta se jugará el 25 de enero en el estadio Camp Nou, de Barcelona.

Cristiano Ronaldo se encargó de abrir el marcador al minuto once. El de Funchal recibió un pase al fondo, inclinado sobre la derecha, y se embaló hacia el arco. Dejó a Piqué en pena y remató, contando con la complicidad de José Manuel Pinto, que no cerró las piernas, entrando el balón al fondo de las redes.

Con el paso del tiempo, Cristiano se fue disolviendo. Sólo fue el gol, el festejo y el adiós.

Barcelona respondió apenas segundos después por intermedio de Andrés Iniesta, pero su tiro dentro del área terminó sacado con sacrificio por Iker Casillas al córner.

Desde los Andes pudo haber llegado el empate barcelonista: el chileno Alexis Sánchez, con un cabezazo circense, pegó la pelota en el poste izquierdo de Casillas.

Iniesta, ejerciendo de mago ante la ausencia (mental, no física) de Lionel Messi en el primer tiempo, contó con una nueva ocasión al 29, pero su tiro se desvió a la tribuna.

Puyol marcó el gol del empate  de cabeza, luego de un córner al minuto 49, dejando atrás la marca a destiempo del portugués Pepe.

Iniesta volvió a tocar la puerta para ver si el gol llegaba. A pase de Cesc, el de Fuentealbilla remató, pero la trayectoria de la pelota terminó movida por Sergio Ramos y al poste.

Karim Benzema metió un cabezazo al 58 justo al poste izquierdo, mientras que Busquets lo hacía al 70, pero por encima del travesaño.

Messi, sin peso en todo el partido, anulado por el marcaje pegajoso del Madrid, logró picar en el momento menos esperado. Realizó un pase cuchareado al estilo Xavi y se la dejó a un solitario Abidal en el área merengue: el francés se encargó de rematar y celebrar con el baile de moda, el “Ai se eu te pego”, del brasileño Michel Teló.

Al Madrid ultradefensivo, compañero eterno del contragolpe, con Pepe de regreso en sus andanzas con golpes y encontronazos, se le plantó el Barcelona de siempre, el del toque y la clase, que dominó a placer. Es la historia sin final de los últimos clásicos. Este magistral  Barcelona  parece no perder fuerza.

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