Sin embargo, no hubo tiempo ni razón completa para celebrar. Venezuela se quedó en las puertas de la final: la frustración estaba en los ánimos de todos.
"Es lo ingrato del fútbol. Esta carrera puede ser ingrata: el que mejor juega no siempre gana, y el que juega mal puede matar los partidos. Uno no conoce qué destino le depara el fútbol, pero la actitud y la personalidad que se mostró desde el inicio de copa hasta el final fueron los mejores", señaló el central, a la salida del estadio Malvinas Argentinas.
Rey entró al minuto 46, por la rotura del zuliano Grenddy Perozo. Para el caraqueño, el zuliano fue "el mejor, la verdad es un compañero que lo dio todo en la cancha. No sé cuál fue la jugada (de la lesión), un golpe. Espero que se recupere pronto".
El defensor central estuvo en la banca durante los anteriores cuatro compromisos de Venezuela en el torneo. La dupla Perozo-Oswaldo Vizcarrondo ejerció su autoridad, permitiendo sólo cuatro goles. Entró Rey y no desentonó: la Vinotinto terminó, por tercer duelo copero, con el arco en cero.
"Yo siempre lo dije: el equipo estaba ganando, dos muy buenos centrales estaban haciendo la labor, estaban marcando goles, tenía que entrenarme muy bien para cuando me brindaran la oportunidad poder hacerlo bien, gracias a Dios entré y no parecía que hubiese salido nadie. Me quedé con ganas de correr, pero así pasaron las cosas", afirmó.
Diecisiete partidos (récord vinotinto) y contando, porque puede ser titular ante Perú este sábado, en el cotejo por el tercer lugar.
"El que llegue mejor mentalmente se tiene que llevar el partido, tenemos que empezar a trabajar y olvidar esto, pensando en Perú", consideró el central.
Con 112 partidos disputados en la historia de Venezuela, a Rey se le unió en la centenaria cumbre Juan Arango, con el partido de semifinal. Tuvo palabras para el maracayero: "Juan cumplió los 100 partidos, estoy muy contento por él y por haber estado en este grupo".
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