Roma, 1 de mayo de 2011. Beatificado el primer arquero de fútbol. Aunque no fue llevado a los altares por su capacidad para parar balones bajo los tres palos, el Papa Juan Pablo II sí llegó a la beatitud (a un paso de la santidad) por su "fe, fuerte y generosa, apostólica", como lo destacó su sucesor, Benedicto XVI.
Lejos de la controversia en pensar o creer que un ser humano puede designar "celestial" a otro ser humano (no es tema de este post), aquí destacaremos las "virtudes deportivas" del nuevo Beato de la Iglesia Católica.
Karol Wojtyla (tal su nombre real) fue arquero en Wadowice, a 50 kilómetros de Cracovia, donde nació en 1920. De joven, despuntaba como arquero en un equipo local, donde le apodaban "Lolek".
Jerzy Kluger, judío, fue amigo de la niñez de Wojtyla. Años después, describiría que "era un excelente portero, podía salir a los pies de los contrarios sin importar cuán fuerte fuera el ataque". Un portero aguerrido, pues.
Durante su etapa universitaria continuó con su amor por el deporte. Uno de sus biógrafos, George Weigel, destacaba que Wojtyla "fue un magnífico deportista. De joven era muy activo como futbolista, esquiador o escalador".
Elegido como papa en 1978, durante su pontificado le tocó recibir a varias delegaciones de clubes de fútbol. El tema del desarrollo de las virtudes extradeportivas, con base en el deporte, es el mensaje más sonoro.
A la comisión del AC Milan, en 1986, lanzó lo siguiente: "Un equipo no sólo es fruto de condiciones y prestancia física; sino que es también el resultado de una rica serie de virtudes humanas, de las cuales sobre todo depende el éxito: el entendimiento, la colaboración y la capacidad de amistad y de diálogo; en una palabra, los valores espirituales, sin los cuales el equipo no existe y no es eficaz".
"Os animo a seguir dignificando el mundo del deporte", indicó al FC Barcelona en ocasión de su centenario de fundación, en 1999, "aportando al mismo no sólo lo mejor de vuestras fuerzas físicas en las diversas especialidades deportivas, sino también y sobre todo promoviendo las actitudes que brotan de las más nobles virtudes humanas: la solidaridad, la lealtad, el comportamiento correcto y el respeto por los otros, que han de ser considerados como competidores y nunca como adversarios o rivales. Así mismo, es necesario fomentar la buena voluntad, la paciencia, la perseverancia, el equilibrio, la sobriedad, el espíritu de sacrificio y el autodominio, elementos fundamentales de todo compromiso deportivo, que aseguran éxito y clase al atleta".
En el 2000 asistió (un hecho inédito en la historia del fútbol como tal) a un partido amistoso entre la selección italiana y un combinado de estrellas del extranjero, como Shevchenko, Cafú y Nedvev, entre otros.
Como nota aparte, en 1982 Juan Pablo II recibió el carnet de socio del FC Barcelona, durante una visita a la capital de Catalunya, donde celebró una misa ante un repleto Camp Nou el 7 de noviembre.
Josep Lluis Núñez, entonces presidente del FC Barcelona, le entregó a Juan Pablo II el carnet de socio número 108.000. "Le hizo mucha ilusión recibir el carnet de socio número 108.000", explicaba Núñez en la edición de ese día de El Mundo Deportivo. "También le hicimos entrega da una placa con la reproducción de dicho carnet y firmó en nuestro libro de oro", recordaba.
Para más información de los mensajes de Juan Pablo II sobre el Deporte, visiten este link.
Lejos de la controversia en pensar o creer que un ser humano puede designar "celestial" a otro ser humano (no es tema de este post), aquí destacaremos las "virtudes deportivas" del nuevo Beato de la Iglesia Católica.
Karol Wojtyla (tal su nombre real) fue arquero en Wadowice, a 50 kilómetros de Cracovia, donde nació en 1920. De joven, despuntaba como arquero en un equipo local, donde le apodaban "Lolek".
Jerzy Kluger, judío, fue amigo de la niñez de Wojtyla. Años después, describiría que "era un excelente portero, podía salir a los pies de los contrarios sin importar cuán fuerte fuera el ataque". Un portero aguerrido, pues.
Durante su etapa universitaria continuó con su amor por el deporte. Uno de sus biógrafos, George Weigel, destacaba que Wojtyla "fue un magnífico deportista. De joven era muy activo como futbolista, esquiador o escalador".
Elegido como papa en 1978, durante su pontificado le tocó recibir a varias delegaciones de clubes de fútbol. El tema del desarrollo de las virtudes extradeportivas, con base en el deporte, es el mensaje más sonoro.
A la comisión del AC Milan, en 1986, lanzó lo siguiente: "Un equipo no sólo es fruto de condiciones y prestancia física; sino que es también el resultado de una rica serie de virtudes humanas, de las cuales sobre todo depende el éxito: el entendimiento, la colaboración y la capacidad de amistad y de diálogo; en una palabra, los valores espirituales, sin los cuales el equipo no existe y no es eficaz".
"Os animo a seguir dignificando el mundo del deporte", indicó al FC Barcelona en ocasión de su centenario de fundación, en 1999, "aportando al mismo no sólo lo mejor de vuestras fuerzas físicas en las diversas especialidades deportivas, sino también y sobre todo promoviendo las actitudes que brotan de las más nobles virtudes humanas: la solidaridad, la lealtad, el comportamiento correcto y el respeto por los otros, que han de ser considerados como competidores y nunca como adversarios o rivales. Así mismo, es necesario fomentar la buena voluntad, la paciencia, la perseverancia, el equilibrio, la sobriedad, el espíritu de sacrificio y el autodominio, elementos fundamentales de todo compromiso deportivo, que aseguran éxito y clase al atleta".
En el 2000 asistió (un hecho inédito en la historia del fútbol como tal) a un partido amistoso entre la selección italiana y un combinado de estrellas del extranjero, como Shevchenko, Cafú y Nedvev, entre otros.
Página de El Mundo Deportivo sobre la visita del Papa al Camp Nou |
Como nota aparte, en 1982 Juan Pablo II recibió el carnet de socio del FC Barcelona, durante una visita a la capital de Catalunya, donde celebró una misa ante un repleto Camp Nou el 7 de noviembre.
Josep Lluis Núñez, entonces presidente del FC Barcelona, le entregó a Juan Pablo II el carnet de socio número 108.000. "Le hizo mucha ilusión recibir el carnet de socio número 108.000", explicaba Núñez en la edición de ese día de El Mundo Deportivo. "También le hicimos entrega da una placa con la reproducción de dicho carnet y firmó en nuestro libro de oro", recordaba.
Para más información de los mensajes de Juan Pablo II sobre el Deporte, visiten este link.
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