El tiempo de las reflexiones

La gesta del Caracas es para hacerle un monumento. Cuando uno piensa que está hundido, que cayó, que esta vez sí perderá, aparece de nuevo, se levanta y aplasta todo lo que está alrededor. Lo más parecido a un club en Venezuela sumó una estrella más a su escudo.

Deportivamente, el rojo fue superior al Deportivo Táchira los 180 minutos. Analizando línea por línea, desde Renny Vega, pasando por Jaime Bustamante y Giovanny Romero, Franklin Lucena y Edgar Jiménez, Alejandro Guerra y Jesús Gómez, llegando hasta Rafael Castellín. Defensa cerrada y contundente, mediocampo cerrado y contundente, delantera sencillamente contundente.

Supo aprovechar los fallos del rival. El gol de Gabriel Cichero llegó sin marca alguna, con un zapatazo terrible, sumado a los efectos del Jabulani. El de "La Pulga" Gómez arribó después de un resbalón de Gerzon Chacón: el resto, pura habilidad. Después de marcar su diana, Castellín tuvo que haberle dado las gracias a Pedro Boada. Ya el último tanto, el de Guerra, era fruto de la rendición andina.

Táchira sucumbió ante un Caracas efectivo y práctico en su juego. Los aurinegros no aguantaron la presión de tener que buscar el gol y cayeron ante un Pueblo Nuevo explosivo. Final: llegó la undécima estrella roja.

Durante el compromiso, los medios de comunicación sufrieron el ataque de desadaptados, proveniente desde sectores de la grada aurinegra. Primero fueron latas, luego piedras. Meridiano, el principal medio afectado, optó por dejar la cámara cercana a la tribuna sur sin personal.

Finalizado el compromiso, los daños se incrementaron. Parciales aurinegros agredieron el móvil del canal, además de motos y automóviles. Amenazaron con agredir a comunicadores y a seguidores del Caracas, que hasta bien entrada la noche todavía se encontraban en el estadio.

Muchas veces es difícil ser imparcial para los medios de comunicación y, en lo personal, me pareció que Meridiano cumplió con el equilibrio en la transmisión. Eso no lo vio el grupo agresor que, de forma sencilla, vinculó al canal con el Caracas FC por el simple hecho de provenir de la capital de Venezuela. 

Los ánimos se caldearon y la escena terminó siendo dominada por los violentos. Los efectivos policiales y de la Guardia Nacional Bolivariana o no llegaron a tiempo o dejaron actuar a los hinchas: lo desconozco. Al ver que no los tocaban, siguieron atacando. Desde allí, el resto es historia.

Sin daños humanos que lamentar, pero con el temor en la piel, salieron tanto comunicadores como aficionados rojos. Hay quien considera que Meridiano "merecía" el ataque. Nunca se justificará, por roja que sea la M del canal.

Ahora, tampoco se justifican las provocaciones. Algunos jugadores del Caracas mostraron irrespeto en sus celebraciones, como Guerra y Jiménez, "cortándose" el cuello. O Vega con las bajadas del balón con una sola mano. O dando la vuelta olímpica cuando, en primera instancia, el técnico Ceferino Bencomo había señalado que, de ganar, no se daría.

Y luego, los tweets encendidos del jefe de prensa rojo y trabajador de Meridiano TV, Erasmo Provenza. Como todo ser humano, tiene derecho a manifestar su preferencia. Pero un profesional tiene que actuar como tal, no como un aficionado, y mucho menos en territorio comanche. No se puede colocar a la altura del hincha sin estudios o educación, que sólo espera el domingo para llegar al estadio. Hay que trazar bien las diferencias y no caer.

En fin, después del espectáculo deportivo, Meridiano decidió no volver a transmitir en San Cristóbal. Y con toda razón: yo no voy a ir a trabajar en un lugar donde no me quieren. ¿Quién es el gran perdedor? El club, que pierde una forma de mostrarse al exterior. Porque no me digan los jugadores que no andan buscando videos para enseñar sus logros futbolísticos, sus golazos o paradones. O que no es positivo dar a conocer al mundo el marco impresionante de un partido en Pueblo Nuevo. ¿Y no era el interés que los medios de comunicación transmitieran el fútbol nacional?

 Cara y cruz de la final. Llegó el tiempo de las reflexiones.