En las divisiones juveniles de la selección venezolana pasó de ser un diez, volante de ataque con buena pegada, para terminar siendo un medio de contención fuerte, expeditivo, sin muchas flores técnicas pero con una garra y un pundonor que le han permitido ser el líder de esta selección en la Copa América 2011.
Y apenas tiene 23 años. Luego de sufrir en el Unión, comenzó a despuntar en el Zamora en el 2007, pasando luego al Deportivo Táchira. Hoy, el Hamburgo alemán le tiene en sus filas (a partir del 2009), llegando a rumorarse (según unas declaraciones dadas por su padre a una emisora sancristobalense, pero luego sospechosamente rectificadas) un interés del poderoso Real Madrid.
Tampoco en el Hamburgo la pasó muy bien al principio, viendo los partidos desde la banca o por la televisión. Comenzó a hacerse un puesto primero como lateral derecho, donde no desentonó, hasta estabilizarse en el medio de contención.
Con la Vinotinto en Argentina, durante el partido contra Brasil, nunca se amilanó. Es consecuencia natural del fogueo durante el proceso de César Farías, que desde un principio le confió el mando de la barricada en el medio sector. Son 32 los partidos internacionales que acumula el volante tachirense con el combinado patrio, una cifra más que respetable, tomando en cuenta su "corta" edad.
Contra los amazónicos, vigentes campeones de América, hasta el naciente astro mundial, Neymar, se llevó un recuerdito de Rincón. A pesar de las quejas en el recio marcaje sobre el jugador del Santos brasileño, siempre fue limpio: otra de las características de Rincón. Tiene fuerza, pero no agrede deslealmente.
En las piernas, el corazón y el coraje de Rincón reposan buena parte de las opciones venezolanas en la Copa América y en las eliminatorias a Brasil 2014.
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