La locura pop

Aficionados corriendo en el aeropuerto de Barcelona, a la llegada de la sel. española

De todos los partidos de la selección venezolana de fútbol, quizá éste sea el más cercano a un espectáculo musical. Un concierto de Justin Bieber o Miley Cyrus. Porque jugar contra España en Venezuela se convirtió en lo más cercano a un American Idol.

Desde que llegamos a Puerto La Cruz no se habla de otra cosa si no de la llegada de España. Y la mayoría de las expresiones de emoción vienen de personas que quizá una vez en la vida han pisado un estadio de fútbol para ver un partido. 

Se respeta, siempre y cuando se sepa llevar. Es agua entre los dedos si dejamos que las personas sólo sigan al fútbol por farándula, como es el caso actual. Es cuestión de apasionarlos, de conquistarlos, de hacerles ver que el deporte más hermoso del mundo significa la vida para muchos de nosotros. Aún más la vinotinto, el combinado venezolano. 

España atrae, como Brasil o cualquier potencia futbolística. Los vemos casi todos los días en medios impresos, televisión o webs. Seguimos al Real Madrid, al Barcelona o a cualquier otro equipo de la Liga española como si viviésemos en cualquier punto de la geografía ibérica. 

Pero la vinotinto existe. Somos venezolanos, nacimos en este país bendito. Nuestra selección no ha ido nunca a un mundial, apenas tiene estrellas en ligas de otros países y sigue luchando por enraizarse en la tierra del béisbol en Suramérica. 

 Y todo comenzó con la escogencia de la sede del encuentro, cuando se convirtió en una subasta. El anuncio de concursos por entradas y la consiguiente desesperación por obtenerlas. Las vallas y los muros cercaron el estadio José Antonio Anzoátegui. Camiones de agencias de festejo entrando. Jovencitas rogando por una mirada de Casillas, Piqué o Villa, con pancartas incluidas en el aeropuerto. Acreditarse para este partido parece ser un privilegio de élites, cuando antes era un beneficio para todos. Canales que en su vida han seguido al fútbol, transmitiendo las peripecias de la Furia roja en la tierra de Bolívar. Políticos dándole la bienvenida al campeón, con comitivas militares y policiales, sirenas de patrullas y ambulancias. 

Es la locura. El pop en estado puro. 

Sí, hay que disfrutar la llegada de España. ¿Y cómo no hacerlo, si son los actuales campeones europeos y del mundo? Pero que no se nos olvide, amigos: somos hijos de esta tierra. Con el escudo venezolano en el pecho, en la mente, en la palabra y el corazón. Con la vinotinto.