Se acerca el Mundial de fútbol, y con él todo tipo de fenómenos que sólo aparecen cada cuatro años. Están los albumes, las quinielas, los juegos de video conmemorativos, las parrillitas para ver los partidos, los videos de los mundiales anteriores, que si Pelé es mejor que Maradona, que si la canción del Mundial...
Pero hay uno que, en especial, es el que más afecta al balompié venezolano. Es el FC Brasil (o FC Argentina, según sea el gusto). Los que se cortan las venas por los grandes equipos suramericanos, pero que nunca han ido a un estadio para ver a la vinotinto, o no han gastado ni 60 Bs. para comprarse una réplica de una camiseta nacional o conocen más a Ramires (volante brasileño) que a Ronald Vargas.
En Venezuela es muy habitual ver este tipo de fanáticos. A uno mismo le toca convivir con ellos (sobre todo en el lugar de trabajo). El que se coloca y vive hasta la muerte la camiseta de otro país (ojo, que no es lo mismo que colocarse la de algún club), sin saber siquiera el porqué lleva esos colores.
Una cosa es contemplar el Mundial, ver un buen partido de fútbol, discutir los planteamientos. Tener un favorito para ganar la copa, como parte de un análisis. Otra es salir a bailar samba en la plaza de la República cuando gane Brasil, o rezarle a Diego Maradona antes de cada partido de Argentina.
Es parte de la sociedad de fútbol, en la que hay parias y señores, truhanes y dones. La camiseta de los venezolanos es una sola: vinotinto. El resto, fuegos de artificio.
Pero hay uno que, en especial, es el que más afecta al balompié venezolano. Es el FC Brasil (o FC Argentina, según sea el gusto). Los que se cortan las venas por los grandes equipos suramericanos, pero que nunca han ido a un estadio para ver a la vinotinto, o no han gastado ni 60 Bs. para comprarse una réplica de una camiseta nacional o conocen más a Ramires (volante brasileño) que a Ronald Vargas.
En Venezuela es muy habitual ver este tipo de fanáticos. A uno mismo le toca convivir con ellos (sobre todo en el lugar de trabajo). El que se coloca y vive hasta la muerte la camiseta de otro país (ojo, que no es lo mismo que colocarse la de algún club), sin saber siquiera el porqué lleva esos colores.
Una cosa es contemplar el Mundial, ver un buen partido de fútbol, discutir los planteamientos. Tener un favorito para ganar la copa, como parte de un análisis. Otra es salir a bailar samba en la plaza de la República cuando gane Brasil, o rezarle a Diego Maradona antes de cada partido de Argentina.
Es parte de la sociedad de fútbol, en la que hay parias y señores, truhanes y dones. La camiseta de los venezolanos es una sola: vinotinto. El resto, fuegos de artificio.
FC BRASIL - FC ARGENTINA??????? :S no son clubes de futbol...son selecciones!
ResponderEliminarLe recomiendo buscar en el Diccionario de la Real Academia Española la palabra "Sarcasmo". Si la aplica antes de leer el artículo FC Brasil, podrá encontrarle una respuesta a su comentario. Gracias!
ResponderEliminarEs un fenomeno que sucede en Venezuela pero especificamente en Maracaibo, nos tildan de pasteleros por tan preocupante comportamiento ante otras selecciones. Y lo mas lamentable que esa... esa es Venezuela
ResponderEliminar¿Alguien se acuerda de las camisetas que dieron en un partido contra Brasil, que eran mitad verdeamarilla, mitad vinotinto? Ésas son las cosas que no hay que repetir, las que hay que execrar para que la sociedad futbolística venezolana siga creciendo. Nunca le fui ni a Brasil ni a Argentina de forma fanática, aunque siempre los vi como favoritos para ganar mundiales y sí me colocaba la camiseta de la selección francesa. Pero una vez que comencé a madurar futbolísticamente, y gracias a los consejos de Richard Páez en los que exaltaba el valor de la camiseta vinotinto, regalé todas las "bleus". Ahora sólo tengo, de selecciones, camisetas vinotinto.
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