El 26 de diciembre, Deyna Castellanos se unirá a la concentración de Venezuela para al Sudamericano sub 20 de Ecuador. Margarita será el primer punto de encuentro entre las jugadoras venezolanas tras la traumática salida del técnico Kenneth Zseremeta del combinado nacional juvenil.
Zseremeta se fue con tres mundiales alcanzados y dos sudamericanos ganados, todos en la categoría sub 17. Pero una decisión que pudo anunciarse como fruto del desgaste terminó siendo un despido justificado por causas irrisorias –un torneo amistoso gris y una medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos-, sazonado además por los inconvenientes políticos en Venezuela –el vicepresidente de la FVF, Pedro Infante, es ministro del Deporte y ficha del partido de gobierno, Psuv- y por las idas y vueltas del genial panameño en sus declaraciones.
Fin del problema: Zseremeta firmó con el Deportivo Táchira y la selección juvenil tendrá un nuevo DT, José Catoya.
Pero la salida del timonel hizo públicas las diferencias entre Deyna –la mejor jugadora juvenil del planeta para la Fifa, tercera mejor en el rango femenino en 2017- y sus compañeras. La aragüeña, que agradeció el gran aporte de Zseremeta, respetó la decisión federativa; el grupo de las diez, entre las que se encuentran mundialistas como Daniuska Rodríguez y Verónica Herrera, rechazó el despido y exigió el retorno del panameño en un comunicado.
Tras las observaciones de ambas partes sobre la crisis, el estratega enmendó el capote, pero dejó el problema encendido en la selección. Se habla, sin que nadie quiera ratificarlo, que las jugadoras están indignadas por el trato preferencial para Castellanos. También amenazaron –no en el comunicado, pero sí en conversaciones aparte- con no ir al Sudamericano si no volvía “KZ”.
¿Qué pasará ahora?
Si reina la concordia, debe venir un borrón y cuenta nueva. Deyna como capitana y las jugadoras como referentes deben arreglar sus diferencias. La madurez, pensar en la camiseta, pensar en ellas mismas y su desarrollo profesional.
Catoya, jefe técnico de la selección, asume las riendas de la sub 20. Ya sabe lo que es llevar a esta categoría a un mundial: lo hizo en 2017. No obstante, Zseremeta siempre ha sido catalogado como el arquitecto –es su profesión original- de los logros de las selecciones femeninas venezolanas.
El reto será difícil. Pero, ¿cómo se manejará la crisis? ¿Cómo devolverle la sincronía a una selección exitosa que pasó por tantas turbulencias?
*Texto publicado en @hsmamerica
Zseremeta se fue con tres mundiales alcanzados y dos sudamericanos ganados, todos en la categoría sub 17. Pero una decisión que pudo anunciarse como fruto del desgaste terminó siendo un despido justificado por causas irrisorias –un torneo amistoso gris y una medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos-, sazonado además por los inconvenientes políticos en Venezuela –el vicepresidente de la FVF, Pedro Infante, es ministro del Deporte y ficha del partido de gobierno, Psuv- y por las idas y vueltas del genial panameño en sus declaraciones.
- Hay jugadoras que están desnutridas.
- Las jugadoras están malnutridas.
- La Fifa puede sancionar a Venezuela por la presencia de un miembro del gobierno en la directiva federativa.
- Me malinterpretaron las declaraciones de la desnutrición o malnutrición.
- Buscaron politizar todo.
- Respeto al gobierno, respeto al ministro, respeto la decisión de la FVF.
Fin del problema: Zseremeta firmó con el Deportivo Táchira y la selección juvenil tendrá un nuevo DT, José Catoya.
Pero la salida del timonel hizo públicas las diferencias entre Deyna –la mejor jugadora juvenil del planeta para la Fifa, tercera mejor en el rango femenino en 2017- y sus compañeras. La aragüeña, que agradeció el gran aporte de Zseremeta, respetó la decisión federativa; el grupo de las diez, entre las que se encuentran mundialistas como Daniuska Rodríguez y Verónica Herrera, rechazó el despido y exigió el retorno del panameño en un comunicado.
Tras las observaciones de ambas partes sobre la crisis, el estratega enmendó el capote, pero dejó el problema encendido en la selección. Se habla, sin que nadie quiera ratificarlo, que las jugadoras están indignadas por el trato preferencial para Castellanos. También amenazaron –no en el comunicado, pero sí en conversaciones aparte- con no ir al Sudamericano si no volvía “KZ”.
¿Qué pasará ahora?
Si reina la concordia, debe venir un borrón y cuenta nueva. Deyna como capitana y las jugadoras como referentes deben arreglar sus diferencias. La madurez, pensar en la camiseta, pensar en ellas mismas y su desarrollo profesional.
Catoya, jefe técnico de la selección, asume las riendas de la sub 20. Ya sabe lo que es llevar a esta categoría a un mundial: lo hizo en 2017. No obstante, Zseremeta siempre ha sido catalogado como el arquitecto –es su profesión original- de los logros de las selecciones femeninas venezolanas.
El reto será difícil. Pero, ¿cómo se manejará la crisis? ¿Cómo devolverle la sincronía a una selección exitosa que pasó por tantas turbulencias?
*Texto publicado en @hsmamerica
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