Desde el desierto llegaron las voces y decenas de futbolistas latinoamericanos las escucharon. A partir de entonces, comenzó la emigración a Oriente Medio. Buenos pagos, trato de reyes y fútbol sin presiones. Para unos es solo un paso en la carrera, para otros puede significar un retiro dorado.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se convirtieron en los nuevos hogares para jugadores como el peruano Jefferson Farfán (Al Jazira, Emiratos), el chileno Jorge Valdivia (Al Wahda, Emiratos) y los venezolanos Yohandry Orozco y Gelmin Rivas (Al Ittihad, Arabia). Llevaron su clase al exótico balompié asiático.
Una primera oleada de jugadores latinos y españoles, estrellas de primer nivel pero en la última etapa de su carrera, sentó las bases. Gabriel Omar Batistuta, Fernando Hierro, Josep Guardiola, Raúl… Nombres rutilantes. Hoy, la puerta es mucho más amplia. Y los latinoamericanos se han convertido en mayoría.
“Para los jugadores de aquella época era un objetivo económico, no deportivo”, recuerda el agente de jugadores Gonzalo Russo. “Después vino toda la ola de invasión árabe desde aquel grupo de Abu Dhabi comprando clubes como el Manchester City”.
En la última década, como organizadores del Mundial de 2022, los qataríes buscan no solo mostrar su nombre a través de la publicidad en clubes europeos –el Barcelona, por ejemplo-, sino llevándose a futbolistas estelares que sirvan de embajadores.
Otros servirán solo para darle mayor competitividad a las ligas de la región.
Un ejemplo de ello es el del caraqueño Nicolás Fedor. “Miku” pasó por el Al Gharafa qatarí entre 2013 y 2015. Hoy es parte del Rayo Vallecano español.
“La adaptación es complicada, porque es un país con una cultura, hábitos de vida y religión diferentes, pero todas las personas que están al servicio del club nos ayudan y cada día estamos mejor”, había afirmado, en su momento, a este diario. “Me impulsó venir a una liga en crecimiento cada año, con buenos jugadores. El fútbol está globalizado, y el fútbol es fútbol en cualquier parte del mundo”.
“Son ligas muy potentes en lo económico pero pobres en lo deportivo”, juzga Russo. “Yo no veo que el jugador vaya a Arabia para completar un desarrollo. Yo, aún hoy, no veo que eso pueda mejorar en algún aspecto la liga en sí: por más que lleves dinero o jugadores la liga no mejora su nivel”.
Latinoamérica, aunque aún no llega a la par de África, se ha convertido en un buen mercado para los jeques árabes. “El jugador que no puede ir a Europa, porque no tiene chance, porque no hay interés o no tiene pasaporte europeo, y eso implica que no tengo cupo… ahora está el mercado árabe: hay mayor progresión, menos pago de impuestos, mayor rentabilidad para todas las partes…”, considera el uruguayo Russo.
Donaldo Barros es agente y también emitió su visión acerca del vínculo América-Medio Oriente.
“Ese tipo de posibilidades te abren un campo económico, pero los árabes no son tontos, no pagan por pagar: buscan jugadores de calidad”, afirma Barros. “Yohandry Orozco, por ejemplo, es un jugador joven, año 91, le queda mucho por delante. Hay una posibilidad económica, pero también puede servir de puente para ir a otro mercado”.
En primera instancia, siempre se habla del fútbol árabe como una Meca para los jugadores en lo económico. Pero no siempre ocurre.
“Hay números muy positivos, pero también hay números muy malos”, señala Barros. “Siempre es bueno mostrarse, pero es cuestión de aprovechar el momento. La gente piensa que irse al Medio Oriente es para retirarse haciendo todo el dinero del mundo. Hay muchos que se van y no ganan tanto dinero. Todo depende de las posibilidades y de cómo se mueva el agente”.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se convirtieron en los nuevos hogares para jugadores como el peruano Jefferson Farfán (Al Jazira, Emiratos), el chileno Jorge Valdivia (Al Wahda, Emiratos) y los venezolanos Yohandry Orozco y Gelmin Rivas (Al Ittihad, Arabia). Llevaron su clase al exótico balompié asiático.
Una primera oleada de jugadores latinos y españoles, estrellas de primer nivel pero en la última etapa de su carrera, sentó las bases. Gabriel Omar Batistuta, Fernando Hierro, Josep Guardiola, Raúl… Nombres rutilantes. Hoy, la puerta es mucho más amplia. Y los latinoamericanos se han convertido en mayoría.
“Para los jugadores de aquella época era un objetivo económico, no deportivo”, recuerda el agente de jugadores Gonzalo Russo. “Después vino toda la ola de invasión árabe desde aquel grupo de Abu Dhabi comprando clubes como el Manchester City”.
En la última década, como organizadores del Mundial de 2022, los qataríes buscan no solo mostrar su nombre a través de la publicidad en clubes europeos –el Barcelona, por ejemplo-, sino llevándose a futbolistas estelares que sirvan de embajadores.
Otros servirán solo para darle mayor competitividad a las ligas de la región.
Un ejemplo de ello es el del caraqueño Nicolás Fedor. “Miku” pasó por el Al Gharafa qatarí entre 2013 y 2015. Hoy es parte del Rayo Vallecano español.
“La adaptación es complicada, porque es un país con una cultura, hábitos de vida y religión diferentes, pero todas las personas que están al servicio del club nos ayudan y cada día estamos mejor”, había afirmado, en su momento, a este diario. “Me impulsó venir a una liga en crecimiento cada año, con buenos jugadores. El fútbol está globalizado, y el fútbol es fútbol en cualquier parte del mundo”.
“Son ligas muy potentes en lo económico pero pobres en lo deportivo”, juzga Russo. “Yo no veo que el jugador vaya a Arabia para completar un desarrollo. Yo, aún hoy, no veo que eso pueda mejorar en algún aspecto la liga en sí: por más que lleves dinero o jugadores la liga no mejora su nivel”.
Latinoamérica, aunque aún no llega a la par de África, se ha convertido en un buen mercado para los jeques árabes. “El jugador que no puede ir a Europa, porque no tiene chance, porque no hay interés o no tiene pasaporte europeo, y eso implica que no tengo cupo… ahora está el mercado árabe: hay mayor progresión, menos pago de impuestos, mayor rentabilidad para todas las partes…”, considera el uruguayo Russo.
Donaldo Barros es agente y también emitió su visión acerca del vínculo América-Medio Oriente.
“Ese tipo de posibilidades te abren un campo económico, pero los árabes no son tontos, no pagan por pagar: buscan jugadores de calidad”, afirma Barros. “Yohandry Orozco, por ejemplo, es un jugador joven, año 91, le queda mucho por delante. Hay una posibilidad económica, pero también puede servir de puente para ir a otro mercado”.
En primera instancia, siempre se habla del fútbol árabe como una Meca para los jugadores en lo económico. Pero no siempre ocurre.
“Hay números muy positivos, pero también hay números muy malos”, señala Barros. “Siempre es bueno mostrarse, pero es cuestión de aprovechar el momento. La gente piensa que irse al Medio Oriente es para retirarse haciendo todo el dinero del mundo. Hay muchos que se van y no ganan tanto dinero. Todo depende de las posibilidades y de cómo se mueva el agente”.
Algunas figuras latinoamericanas que se fueron en 2015 al fútbol del medio oriente
Yohandry Orozco (Venezuela-Al Ittihad, Arabia Saudita)
Gelmin Rivas (Venezuela-Al Ittihad, Arabia Saudita)
Jhasmani Campos (Bolivia-Dibba Fujeira SC, Dubai)
Rodrigo Mora (Uruguay-Al Nassr, Arabia Saudita)
Héctor Ramos (Al Qadisiyah, Arabia Saudita)
Javier Aguirre técnico (México-Al Wahda, Abu Dhabi)
Armando Wila (Ecuador-Al Nassr, Arabia Saudita)
Jefferson Farfán (Perú-Al Jazira, Emiratos Árabes Unidos)
Jorge Valdivia (Chile-Al Wahda, Emiratos Árabes Unidos)
Luiz Adriano (Brasil-Al Ahly, Emiratos Árabes Unidos)
Matías Donoso (Chile-Al Shaab, Emiratos Árabes Unidos)
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