Origi, de 19 años y ficha del Lille francés, sentenció al 88, en el legendario estadio Maracaná, de Río de Janeiro.
En un primer tiempo equilibrado, belgas y rusos contaron con graneadas oportunidades. Dries Mertens fue el más peligroso del elenco rojo, un auténtico diablo pegado a la derecha, al que solo le faltó el gol.
Pero fue Rusia la que contó con la primera oportunidad clara, un zurdazo de Viktor Faizulin que detuvo un seguro Thibaut Courtois, al 12. Le devolvió el golpe Mertens, con un remate de derecha que pasó por la izquierda del arco de Igor Akinfeev, ocho minutos después.
Insistía Martens por la derecha. La primera vez, con un tiro cruzado, seco. En la segunda, luego de bailar a su marcador metió el misil cruzado, pero por encima del arco de los rusos.
Alexander Samedov, Maksim Kanunnikov y Oleg Shatov, de media distancia, se sucedieron para presionar a un solvente Courtois, sin mayor peligro. Aleksandr Kokorin contó con la ocasión más clara, un cabezazo solitario que no supo ubicar entre los tres palos belgas, cuando corría el minuto 44.
En la segunda mitad, luego de una larga travesía por el desierto, Bélgica apretó el acelerador en los 15 minutos finales. Luego de un tiro libre de Kevin Mirallas que pegó en el poste derecho de Akinfeev al 84 y un chute de Hazard tras una ruleta dentro del área dos minutos más tarde, llegó el tanto de los “Diablos Rojos”.
Origi, ingresado al 57 por un desaparecido Romelu Lukaku, recibió la habilitación de Hazard dentro del área, disparando con sangre fría para la victoria y la clasificación. Es apenas su quinto partido con el conjunto belga: ya se consagró como su héroe.
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