Alemania: sufrir y vencer

Habituados a los tiempos extra, verdaderos clásicos en la historia de los mundiales, los alemanes nunca pensaron que tendrían que sufrir un infierno de esos ante Argelia. Todos preveían una goleada, nadie pensó en el resultado de este lunes: triunfo germano 2-1, ahogado, en los segundos finales de los 120 minutos.



Los norafricanos no solo le jugaron de igual a igual: incluso llegaron a superar a los europeos en muchos tramos del partido. Pero al final la casta pesó, con los tantos de André Schürrle (92) y Mesut Özil (119). Recortó distancias Abdelmoumene Djabou, al 120+1, ya cuando el pitazo final del brasileño Sandro Ricci comenzaba a sonar.

Alemania se enfrentará con Francia en los cuartos de final.

Argelia, segunda del grupo H, salió sin complejos por el resultado. Pero las ocasiones de Sofiane  Feghouli, Islam Slimani, Faouzi Ghoulam  y Mehdi Mostefa se encontraron con las reacciones rápidas de Manuel Neuer, un defensor prestado a la arquería que salió en más de una oportunidad a cercenar los goles cantados de los “Zorros del Desierto”. El del Bayern se erigía en un jugador multiplicado por dos: Alemania luchó con 12 futbolistas.

 Alemania tuvo en Rais M’Bolhi a su Bernard Law Montgomery. Como el famoso mariscal de la Segunda Guerra Mundial, mantuvo a raya a los pánzers teutones, convirtiendo en un muro inexpugnable su arquería. Sacó, estadísticamente, más ocasiones que ningún otro arquero en el Mundial: tapó once remates entre los tres palos durante los 120 minutos del compromiso.

Thomas Müller, Toni Kroos y Mario Götze, Schürrle y  Bastian Schweinsteiger, se encontraron todos con la humanidad de 1,89 metros, perteneciente al CSKA Sofía, de Bulgaria. Argelia daba el campanazo gracias a este portero  de tupida  barba musulmana.

Al final del tiempo reglamentario, con el duelo épico entre los arqueros, el fantasma de los penales rondaba el estadio Beira-Río, de Porto Alegre.  Pero  Müller y Schürrle no estaban para resolver el choque de esa forma.

El del Bayern Múnich escaló por la izquierda y centró, para que el del Chelsea metiera el taco para el 1-0. Al 119, Özil, desaparecido durante buena parte del mundial, metió el remate tras un rechace africano, para el 2-0. El descuento, un contragolpe concluido por Djabou al 120+1, hacía pensar en el milagro.

Pero no: Alemania sufrió y venció. Como (casi) siempre.

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