Salomón Rondón a PANORAMA: "Uno tiene que trabajar en silencio"

De ser titular absoluto, con tantos en Europa League y en la Champions League, a la oscuridad de la banca. De allí, otra vez a su estado natural: el gol. Salomón Rondón volvió a la vida, al grito de alegría, a apuntar al cielo con el balón al fondo de las redes.

El domingo rompió el momento difícil con tres dianas, de cabeza, con la zurda y con la derecha. Tripleta perfecta, le llaman. André Villas-Boas, que no le había dado oportunidad de ser titular con el Zenit, lo llamó para entrar al minuto 66 por el belga Axel Witsel, en el duelo de la Premier rusa contra su exequipo, el Rubin Kazán.

Con el partido 3-1 a favor de los eléctricos, comenzó el show de Rondón. Un gol de cabeza al 68, uno de zurda –tras un gesto técnico brillante- al 78 y uno de derecha al 90.

“Contento por los goles, por la actuación”, afirmó ayer el caraqueño, en conversación con PANORAMA, desde San Petersburgo. “Venía de una situación irregular, porque no venía jugando, no venía contando para el técnico. Estoy tratando de aprovechar al máximo la oportunidad que me dé”.

Rondón, de 24 años, es el venezolano por el que más se ha pagado en transacción alguna en el fútbol. El Rubin Kazán se lo llevó desde el Málaga por el aproximado de 10 millones de euros. Zenit de San Petersburgo lo convirtió en su delantero por, aproximadamente, 15 millones.

Su valedor fue Luciano Spalletti, pero la derrota en octavos de final de Liga de Campeones frente al Borussia Dortmund terminó con el italiano. La llegada del portugués André Villas-Boas al banquillo azul –extécnico del Oporto, Chelsea y Tottenham- complicó las cosas para el venezolano, que vio cómo era relegado a la suplencia.

“Soy una persona que le gusta trabajar y mostrar las cosas en el campo, entrenando al 100%, aunque no sea titular”, destaca el artillero. “Dice uno que de aquí al próximo partido cambie el panorama. Pero estoy demostrando que puedo ser titular y pueden contar conmigo para cualquiera de las fases del equipo inicial. Uno tiene que trabajar en silencio para demostrar que también tiene potencial”.

Marcó en la vuelta de los octavos de final de Champions, pero con Sergey Semak, el interino, en el banquillo. Con Villas-Boas no había tenido la oportunidad de mostrarse. Hasta el domingo.

“Son dos técnicos distintos. El tiempo que estuve con Spalletti fue muy corto, aunque jugué cada partido con él. Spalletti tenía un sistema de juego 4-5-1, y uno solo pedía la pelota. Villas-Boas juega, o por lo menos en el partido anterior mostró un 4-3-3, donde había mucho espacio para jugar la pelota y que el delantero fuera al espacio. Son entrenadores distintos”.

De los tres goles, sin duda el segundo fue el más espectacular. Carrera frente al arco, regate pasando la pelota por detrás para sacarse al defensor y tiro de derecha, rasante. Muy parecido a uno que logró en Europa League cuando defendía el granate color del Rubin, contra el Inter de Milán.

“El día a día te da para mejorar muchas cosas, uno entrena siempre para mejorar. Fue igual, o casi igual al gol que le hago al Inter con el Rubin, que me saco al defensor y le pego abajo. Tenía otro defensa, pero traté de pegarle igual. Son jugadas que en fracciones de segundos tienes que reaccionar rápidamente a la marca del rival”.

Villas-Boas puede verlo ahora con otros ojos. Quizá el venezolano pueda convertirse en un aliado frente al tema del título en Rusia: Zenit marcha en el puesto dos, a un punto del Lokomotiv de Moscú (51).

“Desde que llegó me la llevo bastante bien con él”, afirma Salomón. “Percibo, desde que llegó aquí, su discurso, bastante ganador, ambicioso a la hora de ganar. Es importante no solo para él, sino para nosotros. Es la misma visión que tiene la plantilla”.

El crédito del delantero criollo puede aumentar con la actuación en el duelo del domingo. Allí estará para volver a pelear por un puesto en el frente.

Rondón y los latinos
“Hay muy buena relación con todos los compañeros, obviamente con Danny, por ser venezolano, y con todos los latinos: con Hulk, también con el italiano Criscito, el argentino Ansaldi. Nos comunicamos muy bien. Desde el primer momento en que llegué al equipo me trataron bastante bien, ha sido muy positivo”.