El brillante presente del cañonero Diego Costa hizo que dos seleccionas campeonas del Mundo se pelearan por él. En la última novela del fútbol mundial, dos auténticas bellezas lucharon por el protagonista, que le dará, a una de las dos, la flor del gol. Y España le ganó el duelo a Brasil, de paso organizadora del Mundial de 2014. Casi nada.
“Ha sido una decisión muy complicada, pero todo lo que he conseguido en mi vida, todo me lo ha dado este país”, dijo Costa, nacido en la gigantesca nación suramericana y futbolísticamente armado en el país europeo, en un comunicado de prensa. “Siento todo el cariño de la gente”.
El municipio de Lagarto, ubicado en el estado nororiental de Sergipe, no llega a 101 mil habitantes. En la unidad federal brasileña se desarrolla el cultivo de la caña de azúcar y, en muchísimo menor grado que el sur del país, la ganadería. Costa nació allí en 1988.
Delantero espigado, portentoso, jugó en la calle hasta los 16 años, una edad muy alta para el mundillo futbolístico, más aún para el brasileño. Se estrenó con el Barcelona Esportivo Capela, un pequeño equipo de la localidad, y de allí saltó a la reserva del Sporting de Braga portugués, cuadro que alguna vez contó con el volante venezolano Ángelo Peña, mundialista con la sub 20 en 2009.
El twittero Torrente (@torrrente), un “fake” del caricaturesco personaje del cineasta español Santiago Segura, llama “gitano” a Costa, aludiendo a su carácter desenfadado y su piel morena. Fanático a rabiar del Atlético de Madrid y del goleador, el expolicía le ha concedido desde hace mucho tiempo la ciudadanía española al delantero “colchonero”.
Pero gitana también fue su carrera, montado en una caravana, de pueblo en pueblo, de camiseta en camiseta. Desde 2006, cuando llegó al Peñafiel de la Liga de Honor (segunda) de Portugal, estuvo en siete equipos distintos.
El andariego Costa se unió al Atlético en 2007, terminando cedido en el Celta de Vigo, el Albacete, y el Valladolid. Para la temporada 2010-11, se ganó la confianza del técnico rojiblanco Quique Sánchez Flores, antes de ser prestado al Rayo Vallecano.
Esa campaña anotó seis tantos (venía de meter ocho con el Valladolid en primera, y un año antes, diez con el Albacete en segunda). A partir de entonces, sumó con el Rayo diez, y tras asentarse en el Atleti, diez en la 2012-13 y doce en la 2013-14, en la que comparte el liderazgo anotador con el madridista Cristiano Ronaldo.
El “colchonero” cumplió los tres requisitos para unirse a la selección europea: tiene la doble nacionalidad desde julio de 2013, ha estado en la Liga durante cinco años ininterrumpidos, a partir de los 18 años; y solicitó el cambio de asociación ante la Fifa, luego de no haber disputado algún partido oficial con Brasil.
Sin poder anotar, Costa actuó en dos amistosos con los pentacampeones: el 2-2 con Italia del 21 de marzo (ingresó al 69 por Fred en Suiza) y el 1-1 con Rusia de cuatro días más tarde (entró al minuto 78 por Kaká en Inglaterra).
La escogencia de Costa fue, como él lo dijo, “muy complicada”. Estos últimos meses fueron de alta tensión. En el campo seguía rindiendo, pero fuera de él estuvo muy afectado. Y al momento de dar el sí a España, en su natal Brasil pusieron el grito en el cielo.
“Un jugador brasileño que se rehúsa a vestir la camiseta de la selección brasileña y a disputar una Copa del Mundo en su país solo puede estar automáticamente desconvocado”, acusó el técnico Scolari, en un comunicado de prensa, tras haberlo llamado para los partidos amistosos de noviembre ante Honduras y Chile. “Él le está dando la espalda a un sueño de millones, el de representar a nuestra selección pentacampeona en una Copa del Mundo en Brasil”.
Se olvida Scolari que en sus tiempos como entrenador de Portugal se llevó a su equipo a los brasileños Deco (en el 2003, pese a la patriótica crítica de Luis Figo) y Pepe (en el 2008). Pero es harina de otro saco.
La amenaza se extiende, incluso, a la revocatoria de su nacionalidad originaria. “El presidente (José María Marín) me permitió establecer un procedimiento en el Ministerio de Justicia, pidiendo la pérdida de la nacionalidad”, afirmó, al diario O Globo, el director jurídico de la Confederación Brasileña de Fútbol, Carlos Eugenio Lopes, que también lanzó sus dardos a la Real Federación Española de Fútbol.
“No tengo ninguna duda de que Diego Costa fue tentado. Sufrió la presión española (…) de ahora en adelante, es persona no grata en la selección, los propios jugadores no le darían la bienvenida por este episodio”.
A pesar de toda la alharaca formada, salió una voz comprensiva: la del alcalde del pueblo natal de Costa, Lila Fraga, que conversó con la agencia EFE sobre la decisión del delantero. “Se habla del tema en toda esquina y todo bar. La acogida fue buena. Claro que los lagartenses pretendían que jugase con la selección brasileña, pero no tenía condiciones. Con Brasil jugaría diez, quince o veinte minutos, así que optó por España. Tiene todo el derecho”.
Diego es un delantero fuera de lo común para la campeona de Europa y el Mundo, cuando ya de por sí lo era para el esquema clásico de Brasil, alegre y jugón. Mide 1,86 metros, una torre en el área, y es un experto cazador del gol por vía aérea, pero nada desdeñable con el balón en los pies. No solo sabe anotar, sino crear oportunidades para sus compañeros.
En la “Canarinha” se asemeja a Fred, goleador de la Copa Confederaciones 2013, donde anotó cinco goles, dos en la final del 3-0 ganada ante la roja ibérica. Sin embargo, lejos de la filosofía carnavalesca del fútbol brasileño, solo encaja en el férreo sistema de Luiz Felipe Scolari, donde no prima el toque sino la fuerza y la potencia física, amén del talento individual, ese sí, inseparable del juego amazónico.
El otro caso es el de España, su nuevo equipo.
Pese a ser la dueña de la bandera del “tiki-taka”, el toque hipnotizador de balón que ha conquistado al mundo en los últimos años, la oncena de Vicente del Bosque considera que necesita a Costa. El equipo que tiene a jugadores de bajo tamaño con técnica genial, como Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Juan Mata, David Silva y compañía, apelaría, en estado de necesidad, a un ariete de estatura como Costa.
Del Bosque quiere ampliar su arsenal de delanteros “peso-pesados”, uniendo el nombre de Costa con el de otros ilustres artilleros similares, como Fernando Torres (Chelsea), David Villa (Atlético), Álvaro Negredo (Manchester City), Fernando Llorente (Juventus), Michu (Swansea City) y Roberto Soldado (Tottenham). ¿Pero tendrá alguno espacio en su sistema de habilidosos? ¿Qué le dará primacía a Costa por encima de su competencia?
Abel Romera, periodista del diario As, conversó con PANORAMA acerca del tema. Para el redactor, el brasileño se adaptará a la perfección al esquema español. “El propio Del Bosque solicitó iniciar los trámites para que jugase con la Roja. Y eso es un síntoma inequívoco de que le tiene reservado un lugar. Sin duda, no tendrá fácil hacerse con un puesto de titular, porque la competencia es dura, pero doy por hecho que Del Bosque ha visto alguna cualidad de la que carecen el resto de delanteros”.
Analiza Romera al nuevo miembro de la campeona de Europa y el Mundo: “Se mueve muy bien jugando al borde del fuera de juego, y eso le viene muy bien a España ante equipos que se le cierran atrás para defender”.
Costa no es el primer hijo de la samba que juega con España. Sería el quinto brasileño de nacimiento que vestirá la camiseta roja, tras Heraldo Bezerra, Donato, Catanha y Marcos Senna. Del grupo, solo el último logró despuntar, ayudando a ganar la Eurocopa de Austria-Suiza 2008, en el grupo comandado por Luis Aragonés.
“El más importante, sin duda, fue Senna, un volante central de contención con gran desplazamiento de balón y gran disparo, muy querido por la afición española, clave no solo en la Euro, sino en el Mundial de Alemania 2006”, analizó para este diario el historiador Ángel Iturriaga Barco, autor del flamante Diccionario de jugadores de la selección española, de la editorial T&B. “Luego, Donato, jugador de gran clase, que aunaba recuperación y distribución de la pelota. Heraldo era un hábil extremo, y Catanha era un depredador del área, goleador puro, pero que por la selección pasó casi desapercibido”.
Del Bosque no solo agregará un arma potente a su buque, sino que se la quitó al principal rival a batir en el Mundial de 2014. Sonríe el salmantino: “Estoy feliz de poder contar con un nuevo jugador en la selección española (…) cumple con los requisitos como español y ha demostrado los intereses de forma ecuánime”, dijo el jueves en Bélgica.
¿Se convertirá Diego Costa en un revitalizador de una España cuya generación dorada se va desgastando?
“Ha sido una decisión muy complicada, pero todo lo que he conseguido en mi vida, todo me lo ha dado este país”, dijo Costa, nacido en la gigantesca nación suramericana y futbolísticamente armado en el país europeo, en un comunicado de prensa. “Siento todo el cariño de la gente”.
El municipio de Lagarto, ubicado en el estado nororiental de Sergipe, no llega a 101 mil habitantes. En la unidad federal brasileña se desarrolla el cultivo de la caña de azúcar y, en muchísimo menor grado que el sur del país, la ganadería. Costa nació allí en 1988.
Delantero espigado, portentoso, jugó en la calle hasta los 16 años, una edad muy alta para el mundillo futbolístico, más aún para el brasileño. Se estrenó con el Barcelona Esportivo Capela, un pequeño equipo de la localidad, y de allí saltó a la reserva del Sporting de Braga portugués, cuadro que alguna vez contó con el volante venezolano Ángelo Peña, mundialista con la sub 20 en 2009.
El twittero Torrente (@torrrente), un “fake” del caricaturesco personaje del cineasta español Santiago Segura, llama “gitano” a Costa, aludiendo a su carácter desenfadado y su piel morena. Fanático a rabiar del Atlético de Madrid y del goleador, el expolicía le ha concedido desde hace mucho tiempo la ciudadanía española al delantero “colchonero”.
Pero gitana también fue su carrera, montado en una caravana, de pueblo en pueblo, de camiseta en camiseta. Desde 2006, cuando llegó al Peñafiel de la Liga de Honor (segunda) de Portugal, estuvo en siete equipos distintos.
El andariego Costa se unió al Atlético en 2007, terminando cedido en el Celta de Vigo, el Albacete, y el Valladolid. Para la temporada 2010-11, se ganó la confianza del técnico rojiblanco Quique Sánchez Flores, antes de ser prestado al Rayo Vallecano.
Esa campaña anotó seis tantos (venía de meter ocho con el Valladolid en primera, y un año antes, diez con el Albacete en segunda). A partir de entonces, sumó con el Rayo diez, y tras asentarse en el Atleti, diez en la 2012-13 y doce en la 2013-14, en la que comparte el liderazgo anotador con el madridista Cristiano Ronaldo.
El “colchonero” cumplió los tres requisitos para unirse a la selección europea: tiene la doble nacionalidad desde julio de 2013, ha estado en la Liga durante cinco años ininterrumpidos, a partir de los 18 años; y solicitó el cambio de asociación ante la Fifa, luego de no haber disputado algún partido oficial con Brasil.
Sin poder anotar, Costa actuó en dos amistosos con los pentacampeones: el 2-2 con Italia del 21 de marzo (ingresó al 69 por Fred en Suiza) y el 1-1 con Rusia de cuatro días más tarde (entró al minuto 78 por Kaká en Inglaterra).
La escogencia de Costa fue, como él lo dijo, “muy complicada”. Estos últimos meses fueron de alta tensión. En el campo seguía rindiendo, pero fuera de él estuvo muy afectado. Y al momento de dar el sí a España, en su natal Brasil pusieron el grito en el cielo.
“Un jugador brasileño que se rehúsa a vestir la camiseta de la selección brasileña y a disputar una Copa del Mundo en su país solo puede estar automáticamente desconvocado”, acusó el técnico Scolari, en un comunicado de prensa, tras haberlo llamado para los partidos amistosos de noviembre ante Honduras y Chile. “Él le está dando la espalda a un sueño de millones, el de representar a nuestra selección pentacampeona en una Copa del Mundo en Brasil”.
Se olvida Scolari que en sus tiempos como entrenador de Portugal se llevó a su equipo a los brasileños Deco (en el 2003, pese a la patriótica crítica de Luis Figo) y Pepe (en el 2008). Pero es harina de otro saco.
La amenaza se extiende, incluso, a la revocatoria de su nacionalidad originaria. “El presidente (José María Marín) me permitió establecer un procedimiento en el Ministerio de Justicia, pidiendo la pérdida de la nacionalidad”, afirmó, al diario O Globo, el director jurídico de la Confederación Brasileña de Fútbol, Carlos Eugenio Lopes, que también lanzó sus dardos a la Real Federación Española de Fútbol.
“No tengo ninguna duda de que Diego Costa fue tentado. Sufrió la presión española (…) de ahora en adelante, es persona no grata en la selección, los propios jugadores no le darían la bienvenida por este episodio”.
A pesar de toda la alharaca formada, salió una voz comprensiva: la del alcalde del pueblo natal de Costa, Lila Fraga, que conversó con la agencia EFE sobre la decisión del delantero. “Se habla del tema en toda esquina y todo bar. La acogida fue buena. Claro que los lagartenses pretendían que jugase con la selección brasileña, pero no tenía condiciones. Con Brasil jugaría diez, quince o veinte minutos, así que optó por España. Tiene todo el derecho”.
Diego es un delantero fuera de lo común para la campeona de Europa y el Mundo, cuando ya de por sí lo era para el esquema clásico de Brasil, alegre y jugón. Mide 1,86 metros, una torre en el área, y es un experto cazador del gol por vía aérea, pero nada desdeñable con el balón en los pies. No solo sabe anotar, sino crear oportunidades para sus compañeros.
En la “Canarinha” se asemeja a Fred, goleador de la Copa Confederaciones 2013, donde anotó cinco goles, dos en la final del 3-0 ganada ante la roja ibérica. Sin embargo, lejos de la filosofía carnavalesca del fútbol brasileño, solo encaja en el férreo sistema de Luiz Felipe Scolari, donde no prima el toque sino la fuerza y la potencia física, amén del talento individual, ese sí, inseparable del juego amazónico.
El otro caso es el de España, su nuevo equipo.
Pese a ser la dueña de la bandera del “tiki-taka”, el toque hipnotizador de balón que ha conquistado al mundo en los últimos años, la oncena de Vicente del Bosque considera que necesita a Costa. El equipo que tiene a jugadores de bajo tamaño con técnica genial, como Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Juan Mata, David Silva y compañía, apelaría, en estado de necesidad, a un ariete de estatura como Costa.
Del Bosque quiere ampliar su arsenal de delanteros “peso-pesados”, uniendo el nombre de Costa con el de otros ilustres artilleros similares, como Fernando Torres (Chelsea), David Villa (Atlético), Álvaro Negredo (Manchester City), Fernando Llorente (Juventus), Michu (Swansea City) y Roberto Soldado (Tottenham). ¿Pero tendrá alguno espacio en su sistema de habilidosos? ¿Qué le dará primacía a Costa por encima de su competencia?
Abel Romera, periodista del diario As, conversó con PANORAMA acerca del tema. Para el redactor, el brasileño se adaptará a la perfección al esquema español. “El propio Del Bosque solicitó iniciar los trámites para que jugase con la Roja. Y eso es un síntoma inequívoco de que le tiene reservado un lugar. Sin duda, no tendrá fácil hacerse con un puesto de titular, porque la competencia es dura, pero doy por hecho que Del Bosque ha visto alguna cualidad de la que carecen el resto de delanteros”.
Analiza Romera al nuevo miembro de la campeona de Europa y el Mundo: “Se mueve muy bien jugando al borde del fuera de juego, y eso le viene muy bien a España ante equipos que se le cierran atrás para defender”.
Costa no es el primer hijo de la samba que juega con España. Sería el quinto brasileño de nacimiento que vestirá la camiseta roja, tras Heraldo Bezerra, Donato, Catanha y Marcos Senna. Del grupo, solo el último logró despuntar, ayudando a ganar la Eurocopa de Austria-Suiza 2008, en el grupo comandado por Luis Aragonés.
“El más importante, sin duda, fue Senna, un volante central de contención con gran desplazamiento de balón y gran disparo, muy querido por la afición española, clave no solo en la Euro, sino en el Mundial de Alemania 2006”, analizó para este diario el historiador Ángel Iturriaga Barco, autor del flamante Diccionario de jugadores de la selección española, de la editorial T&B. “Luego, Donato, jugador de gran clase, que aunaba recuperación y distribución de la pelota. Heraldo era un hábil extremo, y Catanha era un depredador del área, goleador puro, pero que por la selección pasó casi desapercibido”.
Del Bosque no solo agregará un arma potente a su buque, sino que se la quitó al principal rival a batir en el Mundial de 2014. Sonríe el salmantino: “Estoy feliz de poder contar con un nuevo jugador en la selección española (…) cumple con los requisitos como español y ha demostrado los intereses de forma ecuánime”, dijo el jueves en Bélgica.
¿Se convertirá Diego Costa en un revitalizador de una España cuya generación dorada se va desgastando?
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