El capítulo final de Venezuela en el premundial de Brasil
2014 se tomó con resignación. Hubo tristeza, pero parecía que ya todo estaba
cantado desde antes del pitazo inicial: la eliminación parecía casi imposible de
evitar.
Solo las matemáticas le daban esperanzas a la selección. Era
necesaria una goleada ante la debilitada Paraguay, que había llegado la
madrugada del viernes luego de una odisea de más de ocho horas de viaje desde
Asunción hasta El Vigía por aire, y de tres horas desde la población merideña
hasta San Cristóbal. También, que el perdedor del Ecuador-Uruguay cayera de nuevo, estrepitosamente, en el
último partido, el martes.
La bandera gigante
que cubrió la tribuna sur del estadio polideportivo de Pueblo Nuevo, durante el
canto del Himno nacional, le dio algo de
alegría a la fresca tarde andina. Primera sorpresa: debajo de la bandera estaba
una enorme camiseta vinotinto con el texto Pueblo Nuevo #1. Segunda sorpresa:
bajo la franela nacional estaba otra, la del Deportivo Táchira.
Venezuela atacó. Lo hizo una y otra vez. La empresa
especializada Data Factory contabilizó 20 remates criollos, por diez de los
guaraníes. Juan Arango, Yohandry Orozco, Josef Martínez, Rómulo Otero, todos de
larga y media distancia, catorce en total. Entre Justo Villar y la falta de
puntería, la Vinotinto no alcanzaba el primer gol.
“Tuvimos muchas ocasiones, pero no entraron, no pudimos
concretar”, recalcó el capitán Arango. “Durante la semana trabajamos un sistema
para mantener el balón, crear ocasiones, tener movilidad. Lástima que no
pudimos concretar”.
Los sureños pegaron primero, por intermedio de Edgar
Benítez, que dejó en el piso a Alexander González y remató a placer, al 27. La
Vinotinto continuó presionando, y a partir de allí, el equipo de Víctor Genes
optó por cerrarse más. En esto son expertos.
La diana criolla llegó faltando ocho minutos para el pitazo
final. Tanto dio el agua al cántaro hasta que Luis Manuel Seijas lo rompió, con
un chute cruzado, desde fuera del área, logrando vencer al enorme Villar.
“Pueblo Nuevo” apoyó hasta el final, con la Avalancha Sur
como punta de lanza. Los “¡Fuera Farías!”, o “¡Farías hijo de puta!” fueron
reducidos, esporádicos. Algunos, desde la tribuna principal, lanzaron botellas
plásticas con agua mineral que no pudieron alcanzar al escurridizo
seleccionador. “¡La Avalancha no abandona!”, cantaba la barra organizada.
Ovacionaron a los jugadores, que correspondieron con aplausos.
Arango fue el último en salir, atrapado por los
comunicadores sociales en plena grama del estadio. Con la cinta de capitán a
punto de caer, pero resistiendo para no soltar el brazo izquierdo que la hizo
grande, el maracayero salió entre aplausos. Con 33 años, quizá fue su último
acto en eliminatorias: el Mundial se le volvió a escabullir. La despedida más
agridulce.
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