Crecido por los buenos resultados de la selección venezolana y por los jugadores de calidad que exporta, el fútbol venezolano muestra un rostro muy gris cuando se mira su torneo. Equipos insolventes, campeones a punto de desaparecer y violencia en las gradas pese a que la asistencia es la más pobre de los últimos años.
El campeón de Venezuela, ganador del torneo Apertura y Clausura de la última temporada, dueño de un cupo de la Copa Libertadores y la Copa Suramericana, tiene once meses sin pagarle a su plantel de jugadores. El CD Lara habría jugado, el domingo en el empate a tres con Llaneros, su último compromiso, luego que sus futbolistas amenazaran con no continuar si no se vendía el equipo a otro dueño.
Catorce campeones del país han desaparecido, y las deudas son moneda común en el torneo nacional. Stalin Rivas, exjugador y dirigente de la naciente Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela, amenazó con convocar a una huelga.
“Es el momento de la verdad para los jugadores del fútbol venezolano, todos unidos somos una fuerza imparable. Esta semana tomaremos la decisión de ir a un paro del torneo nacional”, apuntó el exvolante de ataque.
“Es lamentable que en nuestro fútbol se repitan este tipo de circunstancias”, afirmó el exseleccionador Richard Páez, en una visita que realizó a Barquisimeto. “Esperemos que puedan resolver esta situación porque ha sido un equipo que ha trabajado mucho”.
Otros equipos podrían seguir el camino del Lara a la tumba.
El 16 de diciembre se realizarán elecciones para escoger gobernadores en los estados venezolanos. No solo los estamentos políticos estarán pendientes de los resultados, sino también cuadros como el Deportivo Anzoátegui, Zamora, Mineros o el Zulia FC, cuya principal fuente de ingresos son las ayudas económicas de las autoridades regionales.
El dinero público invertido en un equipo de fútbol afecta tanto al que invierte como al que recibe. Las partidas que se destinan para los clubes (que teóricamente deben ser privados) afectan el presupuesto de la alcaldía o la gobernación; mientras, los cuadros no pueden trabajar sin los pagos.
El caso más sonado es el del Unión Atlético Maracaibo, el último campeón en despedirse del balompié nacional. Su principal patrocinante, la Alcaldía de Maracaibo, sufrió un cambio en la dirigencia y la que asumió el cargo no quiso seguir pagando al club azulgrana. El bicolor vendió su cupo en primera división en 2008 y, luego de deambular por la segunda división, desapareció.
Mientras, jornada tras jornada, las batallas en las gradas le dan un cariz oscuro al fútbol nacional. Barras radicales se apoderaron del espacio que, en algún momento, era de las familias.
El último incidente grave ocurrió en la jornada once, en el estadio polideportivo de Pueblo Nuevo, cuando un grupo de seguidores de la Avalancha Sur impidió que comenzase el partido Táchira-Atlético Venezuela debido al uso de la camiseta rosada, pro fondos para la lucha contra el Cáncer de mama, por parte del cuadro aurinegro.
Todo esto, a pesar de que el Apertura 2012 es el de menor asistencia a los estadios. Algunos ejemplos de la jornada 13: 789 personas estuvieron en el Brígido Iriarte (Caracas) para el Esppor 2-1 Atlético Venezuela, 723 en el José Alberto Pérez (Valera) durante el Trujillanos 1-1 Zulia FC...
Luego de la explosión surgida con la selección venezolana a
partir, primero, de la Copa América 2007, y luego, con la actuación en el
torneo continental de 2011, que generó mayor interés entre la fanaticada por
los equipos locales, ha habido un bajón. No solo por los hechos de violencia
protagonizados por las barras radicales, sino por la falta de atractivos de mercadeo y por las
malas condiciones de la mayoría de los estadios en el país.
La Federación Venezolana de Fútbol, organismo presidido por Rafael Esquivel, es la que organiza el torneo de fútbol del país.
A diferencia de lo que ocurre en países como España, donde la Real Federación Española de Fútbol trabaja aparte de la Liga, enfocándose en las selecciones, en Venezuela la FVF abarca todos los aspectos del balompié.
Sin embargo, la toma de decisiones se reduce a un "dejar hacer, dejar pasar".
La era profesional del fútbol venezolano comenzó en 1957 con
la copa del Instituto Nacional de Deportes. Seis equipos conformaban la liga:
Universidad, La Salle, Banco Obrero, Deportivo Español, Catalonia y Deportivo
Vasco.
El devenir del campeonato, aunque ininterrumpido, no ha
contado ni con los mismos equipos ni con el mismo desarrollo. De los seis de
1957, solo Universidad Central de Venezuela hace vida en categorías inferiores.
Las etapas de la forma de torneo oscilaron desde la división
geográfica hasta el todos contra todos nacional. Por ejemplo, en la zafra
2000-01, cuando se disputó la llamada Copa República Bolivariana de Venezuela,
se dividió el campeonato en dos grupos, occidental y oriental, con ocho equipos
cada uno.
Desde la zafra 2001-02 y hasta la temporada 2006-07 Venezuela
tuvo un torneo de 10 equipos: Caracas FC, Unión Atlético Maracaibo, Mineros de
Guayana, Deportivo Táchira, Zamora FC, Portuguesa, Carabobo, Aragua, Trujillanos
y Monagas. Un año después, la FVF dio paso a un campeonato de 18 equipos,
tomando como base la explosión surgida tras la Copa América 2007.
Caracas, Deportivo Anzoátegui, Deportivo Táchira, UAM,
Zamora, Portuguesa, Llaneros, Mineros, Aragua, Guaros, Trujillanos, Monagas,
Deportivo Italia, Estudiantes, El Vigía, Carabobo, Unión Lara y Estrella Roja conformaron
ese primer experimento. UAM, Guaros, Deportivo Italia y Unión Lara
desaparecieron posteriormente (Guaros se renombró en CD Lara e Italia en Petare).
El resto, es historia, parte de este laberinto llamado fútbol venezolano.
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