La tragedia de Port Said, donde fallecieron 74 personas y resultaron heridas más de mil, luego del partido de fútbol entre el Al Masri y el Al Ahly, pudo haber tenido una incitación política en el convulsionado país norafricano.
PANORAMA conversó, vía telefónica, con el experto en Medio Oriente y periodista español Javier Martín, ex corresponsal de la agencia EFE en Egipto, Irán, Siria, Irak y otros países de la zona. Aunque no descarta el resultado deportivo (Masri venció 3-1 al poderoso Ahly) como causa del problema, considera que sí pudo existir una razón política, originada un año después del derrocamiento de Hosni Mubarak, dictador del país por tres décadas.
“Es un problema con diferentes lecturas. La primera es una lectura deportiva estrictamente. El fútbol es algo muy apasionante en Egipto, donde ha habido otros incidentes (nunca de esta envergadura, pero sí ha habido incidentes). Entra en el fanatismo por el fútbol en Egipto, que es el país africano donde el fútbol ha arraigado más, y es el lugar donde el fútbol tiene más seguidores en todo África. Luego hay una lectura política, que habla de la desorientación por la que camina la sociedad egipcia un año después de la salida de Mubarak. Se vio claro que la policía no sabía cómo actuar, cómo parar los disturbios, si dejarlos correr. Ésto es un reflejo de lo que ocurre en las plazas, donde no saben si tienen que reprimir o dejar protestar. Existen muchas diferencias dentro de la cúpula militar. Chispas como éstas ponen en evidencia la desorientación”, explicó Martín.
Mubarak fue derrocado en 2011 por una serie de revueltas populares. En la actualidad la lucha por el poder se trasladó al campo político, aunque con sus escaramuzas militares, entre la cúpula armada y una organización llamada Los Hermanos Musulmanes.
“Los Hermanos Musulmanes”, analiza Martín, autor de un libro sobre el grupo, “representan a un alto número de egipcios, promoviendo una visión del país y del Estado diferente a la que podemos creer en Occidente. No está a favor de una democracia occidental, sino una democracia propia, instalando la ley islámica. Esto crea una serie de conflictos, porque dentro del seno musulmán hay un abanico de los que quieren una república islámica, como Irán, y otros que quieren algo más progresista, parecido a lo que hoy es Turquía”.
En lo deportivo, Martín traza paralelismos entre el Al Ahly y el Real Madrid español. “Fue el equipo del régimen de Mubarak, el que durante los últimos 10 años ganó casi todos los campeonatos, con el mayor número de copas de África ganadas, con más adeptos en Egipto. El Ahly va más allá del fútbol, era una forma de ver la vida en Egipto. Los partidos contra su rival, el Zamalek, eran de alto riesgo siempre”.
El compromiso del pasado miércoles en Port Said se jugó ante el Al Masri, cuadro que “representaba a la juventud que creció en los últimos años de la época de Mubarak”.
“En Egipto pudo haber una incitación política para pensar que una parte del Ejército quiere mano más dura, presionar a la Junta Militar para que se imponga un régimen más férreo, por lo que representaría una provocación”, señaló el periodista.
Este jueves, en El Cairo, se extendieron los choques entre la policía y manifestantes, dejando 20 heridos. “No sólo el fútbol, sino cualquier incidente puede poner a la Junta Militar en una posición bastante difícil”.
El Gobierno de Mubarak: "El gobierno de Mubarak era una de las muchas dictaduras árabes donde se instalaba una serie de normas que hacía creer que era un país firme y avanzado, para contentar a Occidente, pero más allá de esa superficie de tercer mundo en vía de desarrollo era realmente una dictadura terrible donde faltaban todo tipo de libertades".
El futuro de Egipto: "Quedará un pulso entre la sociedad musulmana y el ejército en sí mismo. Los islamistas se sienten fuertes por el respaldo electoral y por la población. El Ejército quere dejar el poder político, pero no las cuestiones relacionadas con la seguridad o el desarrollo económico. Habrá ese pulso por acaparar parcelas de poder".
PANORAMA conversó, vía telefónica, con el experto en Medio Oriente y periodista español Javier Martín, ex corresponsal de la agencia EFE en Egipto, Irán, Siria, Irak y otros países de la zona. Aunque no descarta el resultado deportivo (Masri venció 3-1 al poderoso Ahly) como causa del problema, considera que sí pudo existir una razón política, originada un año después del derrocamiento de Hosni Mubarak, dictador del país por tres décadas.
“Es un problema con diferentes lecturas. La primera es una lectura deportiva estrictamente. El fútbol es algo muy apasionante en Egipto, donde ha habido otros incidentes (nunca de esta envergadura, pero sí ha habido incidentes). Entra en el fanatismo por el fútbol en Egipto, que es el país africano donde el fútbol ha arraigado más, y es el lugar donde el fútbol tiene más seguidores en todo África. Luego hay una lectura política, que habla de la desorientación por la que camina la sociedad egipcia un año después de la salida de Mubarak. Se vio claro que la policía no sabía cómo actuar, cómo parar los disturbios, si dejarlos correr. Ésto es un reflejo de lo que ocurre en las plazas, donde no saben si tienen que reprimir o dejar protestar. Existen muchas diferencias dentro de la cúpula militar. Chispas como éstas ponen en evidencia la desorientación”, explicó Martín.
Mubarak fue derrocado en 2011 por una serie de revueltas populares. En la actualidad la lucha por el poder se trasladó al campo político, aunque con sus escaramuzas militares, entre la cúpula armada y una organización llamada Los Hermanos Musulmanes.
“Los Hermanos Musulmanes”, analiza Martín, autor de un libro sobre el grupo, “representan a un alto número de egipcios, promoviendo una visión del país y del Estado diferente a la que podemos creer en Occidente. No está a favor de una democracia occidental, sino una democracia propia, instalando la ley islámica. Esto crea una serie de conflictos, porque dentro del seno musulmán hay un abanico de los que quieren una república islámica, como Irán, y otros que quieren algo más progresista, parecido a lo que hoy es Turquía”.
En lo deportivo, Martín traza paralelismos entre el Al Ahly y el Real Madrid español. “Fue el equipo del régimen de Mubarak, el que durante los últimos 10 años ganó casi todos los campeonatos, con el mayor número de copas de África ganadas, con más adeptos en Egipto. El Ahly va más allá del fútbol, era una forma de ver la vida en Egipto. Los partidos contra su rival, el Zamalek, eran de alto riesgo siempre”.
El compromiso del pasado miércoles en Port Said se jugó ante el Al Masri, cuadro que “representaba a la juventud que creció en los últimos años de la época de Mubarak”.
“En Egipto pudo haber una incitación política para pensar que una parte del Ejército quiere mano más dura, presionar a la Junta Militar para que se imponga un régimen más férreo, por lo que representaría una provocación”, señaló el periodista.
Este jueves, en El Cairo, se extendieron los choques entre la policía y manifestantes, dejando 20 heridos. “No sólo el fútbol, sino cualquier incidente puede poner a la Junta Militar en una posición bastante difícil”.
El Gobierno de Mubarak: "El gobierno de Mubarak era una de las muchas dictaduras árabes donde se instalaba una serie de normas que hacía creer que era un país firme y avanzado, para contentar a Occidente, pero más allá de esa superficie de tercer mundo en vía de desarrollo era realmente una dictadura terrible donde faltaban todo tipo de libertades".
El futuro de Egipto: "Quedará un pulso entre la sociedad musulmana y el ejército en sí mismo. Los islamistas se sienten fuertes por el respaldo electoral y por la población. El Ejército quere dejar el poder político, pero no las cuestiones relacionadas con la seguridad o el desarrollo económico. Habrá ese pulso por acaparar parcelas de poder".
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