Locura vinotinto en Maracaibo

La razón desapareció anoche de la faz del “Pachencho” Romero. Más de 2.500 fanáticos desbordaron todo bosquejo de seguridad para mostrar su devoción por la Vinotinto.

El primer entrenamiento de la selección venezolana en Maracaibo, de cara al duelo de premundial contra Colombia, comenzó y terminó en caos. La ausencia de seguridad evitó que jugadores, cuerpo técnico y periodistas pudieran desempeñar con libertad su trabajo.


Cambió la relativa tranquilidad de la mañana en el hotel Intercontinental, sede de la concentración patria, por el calor y el sofoco del “Pachencho” Romero.

La legión vinotinto fue recibida en suelo marabino en una mañana lluviosa.   Giancarlo Maldonado, José Salomón Rondón, Tomás Rincón, Julio Álvarez, Andrés Túñez y Leo Morales  se veían caminar desde temprano  por los pasillos del hotel. A la salida un grupo de fanáticos los esperó para poder hablar con ellos  y fotografiarse.

Muchos asistentes estaban impacientes por ver a sus ídolos. Uno de ellos fue Jorge Quintero, aficionado marabino,  quien capturaba fotografías con su celular. “No pude tomarme todas las fotos que quería, pero estoy satisfecho con poder ver a los jugadores de la Vinotinto”, señaló.

La noche maximizó todo.  Con la cantidad mínima de guardias nacionales protegiendo el estadio zuliano, desde las 5:00 de la tarde comenzó la afición a plenar la tribuna principal del “Pachencho”. La práctica a puertas abiertas, pautada para las 7:30 de la noche, era el delirio de los seguidores desde que se conoció que la Vinotinto llegaba a la capital del Lago.

A las 7:45 pm, el júbilo se convirtió en euforia y la euforia en locura. Era la selección de César Farías, con Juan Arango, Gabriel Cichero y Salomón Rondón la que pisaba el “Pachencho”, por primera vez desde 2007, cuando Argentina venció a la Venezuela de Richard Páez por 2-0.

Tanto fervor contenido terminó de explotar: un grupo de fanáticos bajó de las tribunas, mientras que otros se apoderaba de la zona de vestuarios. El autobús se vio cercado por periodistas y fanáticos por igual.
Farías estuvo a punto de pedir una marcha atrás para buscar otro sitio de entrenamiento. Por casi media hora se desarrolló el estira y encoge entre salir a los vestuarios o quedarse en el autobús, hasta que algunos dirigentes deportivos ayudaron a desalojar la zona.

Apellidos como los de Arango, Rondón o Vizcarrondo fueron los más coreados. Hasta el del seleccionador Farías cruzó la calurosa noche marabina, con una humedad que amenazaba a lluvia.

Culminado el entrenamiento, los futbolistas se fueron a las duchas y de allí al autobús para volver a la comodidad del hotel Intercontinental. Pero antes tuvieron que sobrevivir a las barricadas de incondicionales que volvieron a asaltar el campo, pidiendo firmas, fotografías y algún recuerdo de sus ídolos.

 “Hace falta algo más de organización. Pero nos gusta esa pasión, ese apoyo incondicional”, reconoció  Vizcarrondo. Es parte de la locura vinotinto en Maracaibo.

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