El regreso de los hijos pródigos

La capital del río Torbes, la casa mayor de la Vinotinto, abre sus brazos como una madre para recibir a los hijos que sobrevivieron a la guerra. Son hijos pródigos, pródigos en juego, en conocimientos futbolísticos y en garra. Se formaron en los Andes y difundieron por el mundo todo su talento.

Hoy vuelven a resurgir en el Templo del fútbol nacional, el estadio polideportivo de Pueblo Nuevo, para el duelo de Venezuela contra Bolivia. Son Tomás Rincón, Luis Manuel Seijas, Giancarlo Maldonado y César Farías.

La palabra más repetida por los hijos del Táchira: calma y apoyo.

El caso de Rincón es el más especial. El dorsal ocho es el único tachirense en el plantel vinotinto que enfrentará a los verdiblancos por la cuarta fecha del premundial de Brasil 2014. El volante de 23 años, uno de los grandes líderes del combinado nacional, no esconde la alegría de volver a escuchar el acento "gocho".  

"Estoy muy contento y entusiasmado por volver a mi tierra, no saben lo que esto significa para mí", manifestó el volante de contención del Hamburgo alemán, club al que llegó en el 2008 luego de despuntar con la camiseta aurinegra el Deportivo Táchira.

"No podemos menospreciar al rival, y por eso le pedimos a San Cristóbal que no deje de apoyar los 90 minutos", apuntó.

El 20 de noviembre de 2007 la Vinotinto vivió una noche de emociones a flor de piel. Perdiendo con Bolivia, un "Pueblo Nuevo" atronador comenzó a pedir la salida de Ricardo David Páez, hijo del seleccionador Richard Páez Monzón. La situación comenzó a caldearse cuando, al 73, el merideño sacó al valenciano Seijas, ídolo del Táchira, fanático aurinegro a rabiar, pese a estar con el equipo sólo en el 2007.

Cinco minutos después Páez sacó a su hijo. En los minutos finales Venezuela pudo remontar, venciendo finalmente 5-3 a Bolivia. El técnico decidió renunciar luego de ese compromiso.

"Son recuerdos fuertes, pero que quedaron en el pasado", indicó Seijas, volante de ataque del Standard belga.  "Es bonito regresar a San Cristóbal. Para nosotros es una responsabilidad ganar, tenemos que devolverle ese cariño a la gente con un buen resultado", acotó.

El caso de Maldonado se devuelve al tiempo en el que su padre, Carlos, era estrella con el Deportivo Táchira, a finales de los 80 y comienzos de los 90. El pequeño Giancarlo corría por el gramado del viejo "Pueblo Nuevo", con la camiseta amarilla y negra. Es su sueño vestirla en el fútbol profesional, pero todavía no lo ha logrado: hoy hace vida con el Atlante mexicano.

Tanta es la devoción por Carlos Maldonado que tiene su propia estatua en una calle sancristobalense, junto con la de otros dos ídolos locales: William Méndez y Laureano Jaimes. 

Los tachirenses tuvieron su mejor presentación en el ámbito internacional con Farías al mando. Ocurrió en la Copa Libertadores del 2004, donde llegaron a los cuartos de final, luego de concluir la fase de grupos de manera invicta. "Nunca olvidaré los momentos que viví en la Copa Libertadores, son inolvidables", indicó el timonel.

Sin embargo, como seleccionador, pasó las de Caín, en la derrota con Brasil 4-0, por el premundial de Suráfrica 2010. Los gritos de "César Farías, la vergüenza nacional" retumbaron en los Andes. "Ahora le digo a la gente que se necesita el apoyo de ellos, pero les pido que regulen la emoción", expresó el estratega.

"El punto (contra Colombia) vale oro si le ganamos a Bolivia", consideró Tomás Rincón. "(ante los altiplánicos) va a ser un partido jodido. No podemos irnos encima, queriendo ganar cinco a cero. Tenemos que estar enfocados". Palabra de andino.

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