Foto tomada por @yubelyachury |
Viajar de Venezuela a Argentina no es fácil. Invertir dinero, dejar a la familia, arriesgarse en viaje largo, aguantar temperaturas a las que uno no está adecuado, trasladarse a horas de distancias para tener un minuto de atención y, desde allí, difundir la información para que el público, lector, usuario, radioescucha o televidente se entere al detalle sobre el equipo de todos es nuestro trabajo. Y no es queja, es descripción: lo hacemos con gusto.
Encontrarse con trabas es muy común: "gajes del oficio" le llaman. Pero hay situaciones que parecen surrealistas. Colegas que esperan hasta altas horas de la madrugada para ser atendidos a los golpes, corriendo, como para "deshacerse" de ellos. Viajar casi una hora cuando estaba programado un entrenamiento a puertas abiertas y enterarse, a metros de llegar al sitio, de que no habrá acceso a la práctica "por razones estratégicas". De paso, negar el acceso a la información para todos, otorgándosela a unos pocos. Éso lo hemos pasado en Argentina siguiendo a la selección, "nuestra" selección.
Se entiende que el trabajo que hace el cuerpo técnico vinotinto puede ser determinante para lograr un resultado positivo. ¿Pero eso justifica jugar con el trabajo de los demás? ¿Disminuirlo? ¿Menospreciarlo?
Este sábado, el 98% de los periodistas venezolanos en Argentina se negó (nos negamos) a entrar a la rueda de prensa del seleccionador nacional César Farías, como medida de protesta (quizá inútil, pero protesta al fin) por los tratos contra los profesionales de la comunicación. El respeto al entrenador desde nuestra parte está sobreentendido, valoramos su labor al frente del combinado nacional y apoyamos todo lo que sea a favor de los logros del equipo. ¿Pero acaso nosotros no merecemos respeto? ¿No somos dignos de que se valore también nuestro trabajo?
Ojo, que a ese 2% hay que respetarlo también, porque sólo está haciendo su trabajo. Todo va dirigido al que coloca las reglas de juego, que deben ser válidas para todos.
"La vinotinto somos todos". Por favor, no conviertan el lema en un chiste o una pregunta sin respuesta.
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