Zamora en tres actos

Primer acto: el triunfo del fútbol total
Con un fútbol que enamoró a más de uno, el Zamora se coronó este domingo campeón del Clausura 2011 del fútbol venezolano. El equipo que dirige el merideño José de Jesús "Chuy" Vera derrotó al Caracas FC 1-0 en la fecha 17 del torneo, en el estadio Olímpico de la UCV.

La batalla entre los dos mejores del Clausura, el equipo de ensueño de "Chuy" contra los cadetes heroicos de Ceferino Bencomo, se decantó por el cuadro llanero. Un golazo del colombiano Jonathan Copete, después de una galopada por la izquierda, desalojo de su marcador y remate al palo derecho de Renny Vega, le dio la victoria al once federal.


Este partido no hizo sino coronar al admirable estilo del equipo blanquinegro. En una época en la que el FC Barcelona es el equipo de moda, por su toque, dominio y espíritu de victoria, el Zamora fue el que más se le acercó. Nombres propios como el de Tito Rojas, William Díaz, Vicente Suanno, Rubén Arocha, Copete, Juan Vélez y, por encima de todos, Jesús Meza, destacaron y pusieron la nota positiva de este torneo.

Los federales terminaron con 13 triunfos, tres empates por una derrota, 37 goles a favor por apenas 10 en contra, ganando 42 puntos. Arrase total. 


A Zamora le tocó vencer no sólo a sus rivales en el campo, sino a la crisis administrativa galopante en el fútbol venezolano. Los meses sin cobrar se intercambiaron por el amor a los triunfos. "Chuy", acompañado de Ruberth Morán en el cuerpo técnico, logró convertir en una piña al plantel barinés. Algo impensable en un torneo que vivió casos patéticos como el del Caroní, el Atlético Venezuela y Estudiantes de Mérida, por nombrar a los más graves.

Ahora les toca enfrentarse con el Deportivo Táchira, de Jorge Luis Pinto, en la final de la temporada a ida y vuelta. De antemano no la tienen fácil, pero parece inmejorable el momento para coronarse: unido al grato ambiente dentro y fuera del vestuario zamorano, está el mal momento de los tachirenses. La más que probable salida del profe Pinto a su natal Colombia, donde el Junior de Barranquilla lo espera con los brazos abiertos; el Clausura gris del equipo andino, donde finalizó 14º con apenas 20 puntos; y la escalada de ataques y rumores en lo administrativo, colocan cuesta arriba las posibilidades aurinegras de conseguir la séptima estrella.


Segundo acto: de cómo la pelota se intenta manchar
Una vez que se corona Zamora, la cuenta @vvperiodistas (supuestos periodistas de Venevisión "encargados" de esquivar la línea editorial de su empresa) comienza a vincular el triunfo deportivo del equipo con el apellido principal de la presidencia blanquinegra.

Adelis Chávez, hermano del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es nombrado una y otra vez por @vvperiodistas. Como si el triunfo de los muchachos de "Chuy" hubiese sido "influenciado" por el apellido del presidente del equipo. Nada más alejado de lo real.

De hecho, el Zamora fue uno de los cuadros más golpeados en lo extradeportivo por la falta de respuesta económica de su directiva. Los meses sin cobrar devinieron en que el equipo terminara 17 en el Apertura. Sólo se retribuyó al cuerpo técnico de Vera con la confianza en que el Clausura todavía estuviera en sus riendas. Y nada más. A partir de allí, comenzaron a llegar los triunfos, mientras que las mensualidades nunca llegaban a tiempo.

Es asqueroso que se mezcle con la política un deporte tan noble como el fútbol. Y mucho más asqueroso cuando lo hace alguien que sólo sigue al balompié una vez cada cuatro años, cuando hay un Mundial. Si no van a contribuir al engrandecimiento del juego, por favor, aléjense. Como dice Maradona: "La pelota no se mancha".

Tercer acto: ¿la fe mete goles?
¿Cuestión de fe? Durante toda la temporada la palabra más repetida por los integrantes del cuadro zamorano fue "Dios". Nunca escondieron su fe, proclamándola a los cuatro vientos. Mientras los periodistas buscaban las palabras de júbilo de "Chuy" Vera luego del triunfo, el técnico los llevaba al centro del campo para la oración de la victoria.

Un cuadro representando a Jesucristo acompañó a los jugadores en el vestuario, no sólo en el Olímpico, sino también en el resto de los campos de batalla por donde mostraron su fútbol.

Es parte de la creencia, de la fe que mantuvo unido al plantel zamorano. Como ocurre con los equipos de leyenda, suele existir un aspecto extradeportivo que los une (el nacionalismo, el regionalismo, la cultura, la religiosidad). En otra oportunidad podríamos debatir sobre la existencia de Dios en el deporte (de cómo "apoya" a un equipo por encima del otro), pero es de rescatar que, en medio de un mundo materialista, todavía exista espacio para lo espiritual.

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