Es una lágrima la situación del Zulia FC. Sin apoyo en las gradas, sin ánimo para luchar, el equipo se aleja más y más de la zona internacional en el campeonato 2010-11.
La derrota ante Carabobo 3-1 en el “Pachencho” Romero representó un golpe terrible a las aspiraciones locales. Pero apartando los fallos deportivos, en el que el cambio de timón se hace más que necesario, el gran problema del Zulia es la ausencia de fanáticos, en número y en entusiasmo.
La imagen más decepcionante del domingo no fue la derrota en sí, sino la serenidad con la que el público asistente al “Pachencho” se tomó la caída. Aficionados al deporte y familiares del equipo adornan la tribuna, pero no existe el aficionado al Zulia FC que haga sentir al equipo en su casa. El único ruido que se escucha en un duelo del petrolero es el de los repiques de los chimbangleros de San Benito, motivados sólo por el compromiso monetario.
Luego del tercer tanto, un pequeño grupo salió con destino al estacionamiento, otro se quedó para esperar al pitazo final. ¿Para abuchear o para aplaudir? Ni lo uno, ni lo otro: sólo para estar. Y punto.
¿Por qué esta falta de identificación con el equipo? Muchos apuntan hacia el poco mercadeo, aunque está de más decir que el trabajo con las instituciones educativas y escuelas de fútbol se está haciendo. Otra razón es que el equipo todavía no se ha visto como una institución independiente, y sí como un apéndice de la Gobernación del Zulia.
Pero el punto esencial es la falta de inversión (privada o pública), que tiene como consecuencia la poca competitividad del negriazul en los torneos. Si se invierte sólo para mantenerse, se ven resultados como los que hoy sufrimos, con un equipo de mitad de tabla hacia abajo. Y la gente no se entusiasma sino es con triunfos y títulos.
El maracucho siempre se arrima al ganador: así ocurrió, en el fútbol, con el Atlético Zulia y el Unión Atlético Maracaibo. La cuestión está en que las victorias se administraron mal y terminaron en otra región del país o en las deudas y la ruina.
Quizá toda esta decepción, envenenada por pequeñísimas dosis de rabia, sea el germen de la identidad negriazul, el querer dejar de ser un perdedor para comenzar a luchar por el honor. Que los cambios se generen no de la cima hacia la base, sino de la forma natural, de la base hacia la cima.
La derrota ante Carabobo 3-1 en el “Pachencho” Romero representó un golpe terrible a las aspiraciones locales. Pero apartando los fallos deportivos, en el que el cambio de timón se hace más que necesario, el gran problema del Zulia es la ausencia de fanáticos, en número y en entusiasmo.
La imagen más decepcionante del domingo no fue la derrota en sí, sino la serenidad con la que el público asistente al “Pachencho” se tomó la caída. Aficionados al deporte y familiares del equipo adornan la tribuna, pero no existe el aficionado al Zulia FC que haga sentir al equipo en su casa. El único ruido que se escucha en un duelo del petrolero es el de los repiques de los chimbangleros de San Benito, motivados sólo por el compromiso monetario.
Luego del tercer tanto, un pequeño grupo salió con destino al estacionamiento, otro se quedó para esperar al pitazo final. ¿Para abuchear o para aplaudir? Ni lo uno, ni lo otro: sólo para estar. Y punto.
¿Por qué esta falta de identificación con el equipo? Muchos apuntan hacia el poco mercadeo, aunque está de más decir que el trabajo con las instituciones educativas y escuelas de fútbol se está haciendo. Otra razón es que el equipo todavía no se ha visto como una institución independiente, y sí como un apéndice de la Gobernación del Zulia.
Pero el punto esencial es la falta de inversión (privada o pública), que tiene como consecuencia la poca competitividad del negriazul en los torneos. Si se invierte sólo para mantenerse, se ven resultados como los que hoy sufrimos, con un equipo de mitad de tabla hacia abajo. Y la gente no se entusiasma sino es con triunfos y títulos.
El maracucho siempre se arrima al ganador: así ocurrió, en el fútbol, con el Atlético Zulia y el Unión Atlético Maracaibo. La cuestión está en que las victorias se administraron mal y terminaron en otra región del país o en las deudas y la ruina.
Quizá toda esta decepción, envenenada por pequeñísimas dosis de rabia, sea el germen de la identidad negriazul, el querer dejar de ser un perdedor para comenzar a luchar por el honor. Que los cambios se generen no de la cima hacia la base, sino de la forma natural, de la base hacia la cima.
Todo esto que pasa en el fútbol Zuliano es por falta de cultura futbolista y deportiva aquí no hay afición que apoye de verdad a un equipo y que haga incentivar a los dirigentes y empresarios a invertir en un buen proyecto de fútbol aquí la mayoría de que se hacen llamar fanáticos del fútbol en realidad son fanáticos del TV fanáticos de ligas extranjeras y eso causa la falta de apoyo en el estadio eso causa la muerte de nuestro Fútbol que como dices el Marabino se arrima al ganador pero cuando ese ganador comienza a perder se le critica Triste pero cierto
ResponderEliminarEl fanatismo por el Unión comenzó así: un pequeño grupo que apoyó al Atlético Zulia más otro pequeño grupo de jóvenes que creció con el bicolor. Victoria tras victoria, ese grupo fue subiendo hasta llegar a una cifra más que aceptable de seguidores. ¿Cuál fue el problema? Que Di Martino nunca quiso canalizar (o aprovechar, por así decirlo) el amor que tuvieron esas personas por el Unión, a través de venta de carnets de socios o pago de entradas, por ejemplo. Llegó el mal momento del bico, se fue Di Martino y todo se fue a pique.
ResponderEliminarZulia surgió como iniciativa del Gobierno regional para pelear contra Di Martino en el campo del fútbol. Comenzaron a fomentar una rivalidad que desapareció con el bajón del Unión. Una vez ido el Unión (con sus incondicionales detrás de él), el Zulia quedó solo y sin apoyo. El Gobierno regional, con una crisis económica fuerte, ha optado por restarle recursos al Zulia, que no ha podido hacer milagros con lo poco que tiene.
Sin figuras fuertes para pelear por un título, la gente no se acerca para ver al negriazul. Y así se ha quedado, con una asistencia de 200-500 personas por encuentro, cuando el Unión podía llevar hasta 2 mil (o más).
Pienso que la opción para que mejore el Zulia pasa por invertir fuertemente (no sólo la Gobernación, que mayores problemas tiene por afrontar, sino también empresarios privados) para sacarle jugo al equipo con venta de jugadores y acciones. Pero al parecer nadie quiere ver al fútbol en Maracaibo como un negocio.
zulia es otro equipo con una muerte anuciada ¿sera que no hay alguien serio que invierta en el futbol zuliano?
ResponderEliminarEl presidente de Atel lo intentó hacer y le pintaron la cara. Es muy arriesgado invertir en el fútbol venezolano, aún más en el zuliano.
ResponderEliminar