La fórmula es simple, pero costó encontrarla: defensa, más defensa, más defensa. Así frenó el Madrid al Barcelona en la final de la Copa del Rey, en la que José Mourinho se convirtió en Wellington, el Duque de Hierro. Josep Guardiola, Napoleón, se hundió ante su Waterloo.
Muchos critican el estilo de juego de este Madrid campeón de la Copa del Rey. Yo no lo hago. ¿Qué el equipo merengue se encierra como un equipo pequeño ante el gigante catalán? ¿Y cómo ganó Italia sus mundiales? ¿Con "Jogo Bonito"? No, con defensa, con solidez en el fondo, apelando a contragolpes o jugadas a balón parado para anotar. Así lo hizo este equipo blanco que celebra este trofeo como si fuese el primero de su vida.
Mou borró la historia, la cortó con un tijerazo. Insisto: aunque le pese a los puristas, los tiempos de la belleza ofensiva de Di Stéfano y Butragueño pasaron. Hoy estamos ante un equipo pragmático, con Pepe como líder, Carvalho como señor, Xabi Alonso y Khedira como primeros caballeros, Iker Casillas como el gran maestro y Cristiano Ronaldo como rey. Porque el de Aveiro corrió como un tren, se desgastó y se elevó cuando le tocó hacerlo.
Barcelona, desconocido, confundido, enredado, fue el ejército francés en Waterloo. Guardiola sólo hizo cambios al final de los 90 reglamentarios, murió con un Messi amarrado, con Villa desaparecido y Pedrito sin ideas. Iniesta recordó que era Iniesta ya para el segundo tiempo y Xavi fue uno más del montón. Quizá un gol hubiese cambiado la historia y las denominaciones, pero ante ellos se plantó Casillas. Y allí frenó a los conquistadores.
Hablaba Iván Zamorano con nosotros antes del duelo de Liga que terminó 1-1: "El Barcelona es un equipo muy compacto, y para ganarles el partido, tienes que jugar un partido muy perfecto". Y el Madrid cumplió. Pepe, Xabi Alonso y Khedira fueron perfectos en el primer tiempo; Casillas fue perfecto en el segundo; Cristiano en el tiempo extra. Di María, Marcelo, Carvalho, Arbeloa, Sergio Ramos. Todos alternaron en ese rango, comandados por un tipo llamado Mou, el Duque de Hierro.
Pero reconozcamos algo: la Copa del Rey no es el baremo para medir el éxito de un equipo como el Madrid. Es, de las tres principales competiciones para los equipos de España, la más humilde. De menor a mayor, después de el trofeo de Su Majestad, está la Liga (en poder del Barcelona, sacándole ocho puntos al Madrid) y la Liga de Campeones. Ésa será la madre de todas las batallas, y allí se verán merengues y blaugranas el 27 de abril y 3 de mayo. ¿Podrán Guardiola y los suyos romper el muro? ¿Conseguirá Mourinho seguir bloqueando a los catalanes?
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