Pedro Acosta: el ariete llegó desde el fondo

Nuestra quinta entrega de Martes de Gloria, dedicada a las Glorias del fútbol venezolano. Seguimos con Pedro Acosta, el gran defensor central de los 80. 
 
Más o menos fue un metro lo que voló el defensor. La frente despejó los cabellos que la escondían y encontró la pelota, a la que golpeó, sin fuerza ni salvajismo, sino con ubicación.

El balón entró solitario, desde la cabeza hasta el fondo de la red. Minuto 25, fue el uno a cero y así quedó el marcador: Venezuela le ganó a Bolivia su primer partido en la historia de las eliminatorias, y el zaguero Pedro Acosta fue el héroe del día.

El estadio Olímpico de Caracas retumbó hasta sus bases aquel 15 de marzo de 1981.

Hijo de inmigrantes españoles, Pedro Acosta Sánchez nació en la Caracas recién parida para la democracia, el 28 de enero de 1959.

Desde los cinco años, Acosta practicó distintas disciplinas, sobre todo las acuáticas, como natación y waterpolo; sin embargo, el fútbol, como buen descendiente de ibéricos, fluía en su sangre.

Alto, de prestancia, tenía todo el porte de un central al mejor estilo de Franz Beckenabuer, admirado del central caraqueño.

Y jugó. La Hermandad Gallega fue su primera casa futbolera, y a los 16 años saltó al profesionalismo, con el Galicia.

Evoca Acosta: “Fue una emergencia. Estábamos listos para entrenar con el infantil A y el miércoles se jugaba con el Italia. Un grupo de jugadores brasileños fue sacado del equipo, y nos llamaron de emergencia para estar en la banca. De los tres suplentes, fui el único que no debutó”.

Sin embargo, lo haría la jornada siguiente, contra el Valencia, con Roque Fernández como timonel. Y de allí, nunca más estuvo sentado en una banca.

Su trabajo en el club gallego le valió para ser convocado, en 1979, a la selección nacional.

Walter “Cata” Roque era el timonel para ese entonces: “Pedro era un muchacho alto, buen cabeceador, con mucha fortaleza y excesivamente defensivo”.

El caraqueño cuenta que “en ese momento, participé en una convocatoria juvenil. Fuimos al Brígido Iriarte, y de una lista de 100 escogieron a 20 en menos de una hora, entre los que yo no estaba. Me fui decepcionado.

Sin embargo, a diferencia de la gente que estuvo disputando el Nacional, yo me quedé con el Galicia, defendí mi titularidad y, de paso, me convocaron con la selección”.

Vestido de vinotinto, Acosta se encuadró en la historia cuando, en el premundial de España 1982, un gol suyo le otorgó la primera victoria a Venezuela en eliminatorias.

La víctima fue Bolivia; el escenario: la arquería debajo de la pizarra del estadio Olímpico de Caracas. Un tiro de esquina cobrado por Félix Gutiérrez lo resolvió Acosta, de un salto y con un gol para la historia.

“Tuve la suerte de finalizar el córner. Fue una jugada de laboratorio que se practicó en la concentración de Valencia. Me tocó ir al segundo palo, salté y cabeceé”, sentenció el defensor de larga melena.

Con Venezuela abrió y cerró en Copa América: inició su carrera en 1979, la culminó en 1989.
 
Pasó a defender los colores del Deportivo Portugués de 1983 al 85, y luego los del Atlético San Cristóbal, en el 85.

Acosta se enfundó la camiseta del Marítimo del 85 al 87, y con los navegantes se hizo de su primer campeonato, el del 86-87. Después de un paso de dos años por el Caracas regresó al conjunto luso, llevándose su segunda estrella, la de la campaña 89-90.

Hasta que llegó el retiro. El año 1993 se vistió con la casaca, ya un poco menos holgada, del Deportivo Galicia.

Pedro Febles, que fue compañero suyo tanto en la selección como en el Galicia, Atlético San Cristóbal y Marítimo, dio su opinión respecto al tenaz central.

“Lo defino como uno de los jugadores emblemáticos de los 80. Era un defensa que podría compararse, para las generaciones de hoy, con José Manuel Rey. Su liderazgo era total, y fue de los mejores cabeceadores de la historia venezolana”, juzgó.

Por su parte, el escritor Edgardo Broner, en su libro Gol de Venezuela: un grito esporádico, pero inolvidable, plasma: “En doce años de selección, fue el que más jugó. Aguantó y tragó, pero en partidos internacionales nunca lo expulsaron (...) Él es historia como defensor, por persistencia, por presencias, por garra y por una cabeza”.

Empresario de la construcción, estuvo a poco de graduarse de ingeniero. Dejó el fútbol y no quiso volver a pisar una cancha como jugador, ni en “caimaneras”: le causaba nostalgia.

“Todo lo que tengo se lo debo al fútbol. No juego más, porque lo hice en élite y regresar a un campo pequeño me daría nostalgia”, confesó.

Sin embargo, su corazón y su cabeza siempre estará cerca de un campo de juego. El corazón que tuvo a la vinotinto como huésped, la cabeza que tanta gloria le dio al país.

En corto

Pedro Acosta Sánchez nació en Caracas, el 28 de enero de 1959.

Debutó en el fútbol profesional a los 16 años y jugó en el Deportivo Galicia (1977- 1983, 1992-93), Deportivo Portugués (1983-85), Atlético San Cristóbal (1985), Club Sport Marítimo (1985-87, 1989-92), Caracas FC (1987-1989).

Con la selección nacional jugó las copas América de 1979, 1983, 1987, 1989; los premundiales rumbo a España 82, México 86, Italia 90 y los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.


En cifras 
14 partidos jugó por premundiales, entre España 82 e Italia 90.
 13 cotejos disputó por copas América, desde el 79 hasta el 89.
 34 veces defendió la vinotinto, incluyendo siete choques amistosos.

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