Desde que, en 1993, se instituyó la presencia de países invitados (en esa edición participaron México y Estados Unidos), el torneo se hizo más abierto. Mucho aportaron esos equipos, y después de ellos otros como Japón (presente por meras razones económicas de nuestra Confederación Suramericana de Fútbol), Costa Rica y Honduras (que ingresó por el desplante de Argentina a la "peligrosa" Colombia como sede en el 2001).
¿Pero son necesarios los invitados, salvando las reconocidas cuestiones económicas? En lo personal, nos basta y nos sobra con los diez leones suramericanos que hay en la Conmebol. Sobre todo, uno rechaza más la idea cuando ve situaciones como la de México: los aztecas participarán con una selección sub 23, que no tendrá "el honor" de ser conducida por el flamante técnico del Tri, José Manuel de La Torre.
¿Qué enviará Japón? ¿Un seleccionado de su cuarta división? No sabemos, esperemos que sea el mismo equipo que peleó en el Mundial de Suráfrica 2010.
La pregunta es, ¿por qué hay que aguantar desprecios como el mexicano? ¿Acaso no hay dignidad en la Confederación Suramericana de Fútbol?
Personajes de leyenda como Pelé y Maradona, Didí, Hey, yo realmente como ellos, habría sido para ellos para abastecerse de combustible.
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