El buen hijo volvió a casa

Ni la lluvia pudo alejar a Grenddy Perozo de su gente en Los Haticos. El lesionado central zuliano visitó la escuela de fútbol Dancy Bravo, de donde salió hace diez años con rumbo al profesionalismo, para impartir una clínica de fútbol a casi 100 niños de la institución que cumple 45 años de fundada.

Perozo hizo una retrospectiva al llegar, en muletas, al campo de tierra ubicado al lado del Liceo Jesús Enrique Lossada. “Yo me acuerdo cuando me sentaba en esos escalones para escuchar y aprender. Espero que hoy, en ese sitio, esté sentado otro futuro jugador de la Vinotinto”, manifestó el zaguero, que destacó en la Copa América Argentina 2011.

Uno de sus entrenadores en la “Dancy Bravo”, Osleidi Solarte, explicó a este diario que “la evolución de Grenddy es notable. Lo tuvimos desde los 10 años y siempre fue serio, muy trabajador, como es en la actualidad”.


El de Los Haticos comenzó como volante de contención, hasta estabilizarse en el centro de la zaga.
“Es un ejemplo para nosotros”, confiesa Joel Rivero, de 11 años. “Queremos ir a la Vinotinto”.
El defensa disputó cinco encuentros en el torneo, 405 minutos en total, hasta que una fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo en la semifinal contra Paraguay lo dejó sin luchar por el pase a la final.

El jugador viajará el domingo a Colombia, donde será revisado por el club Boyacá Chicó, con el que tiene un vínculo por un año más.

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